
En contraste con la cumbre del año pasado en Copenhague, existe la creencia general de que no emergerá de la actual cita ningún nuevo acuerdo global.
Las divisiones son tan marcadas como siempre, y algunas naciones y observadores consideran que la solución pasa por pactos pequeños y menos formales.
Sin embargo, los países parecen desear la sobrevivencia del proceso de la ONU por lo que no es probable que haya controversias públicas.
Otra diferencia con Copenhague es que se espera la asistencia de muy pocos jefes de Estado o de gobierno.
"Está fallando"

Algunas voces han pedido a los gobiernos reconocer que el proceso de la ONU con respecto al clima está fallando
"El marco jurídico está cayendo a pedazos. Seamos prácticos y busquemos una alternativa", dijo el ex viceprimer ministro británico John Prescot, quien encabezó la delegación de su país a la cumbre del clima de 1997 donde se acordó el Protocolo de Kyoto.
"Cada país todavía está tratando de reducir las emisiones de carbono a su manera. EE.UU. tiene un programa, la Unión Europea tiene un programa, China tiene un programa", manifestó.
"Que cada uno de ellos se base en la voluntariedad pero al menos acordemos principios básicos de equidad y transparencia", añadió.
Sin embargo, este enfoque es diametralmente opuesto al adoptado por algunos países en desarrollo, que insisten en que las naciones occidentales deben cumplir con las promesas que hicieron en puntos clave desde la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro.
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