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12 de agosto de 2011

Cómo se vuelve a alimentar a un niño desnutrido

Especial: Medicina y Salud

El retorno de un niño desnutrido a la alimentación normal requiere de ciertos cuidados.

En la sequía que azota al Cuerno de África, a la que se suma una epidemia de cólera, sólo en el sur de Somalia han muerto 29.000 niños de desnutrición en los últimos tres meses. Y aquellos que alcanzan a llegar a los centros de auxilio, enfrentan el problema de cómo volver a ingerir alimentos.

Son decenas de miles de niños espantosamente desnutridos que llegan, desde la Somalia afectada por la hambruna, hasta los campamentos de refugiados que Naciones Unidas ha instalado en Kenia y Etiopía.

Para que se puedan salvar a quienes lograron llegar hasta estos campamentos, tienen que pasar varias cosas. Primero, tiene que estar el dinero para la habilitación de los campamentos (la ONU llamó a contribuir con cientos de millones de dólares).

Después, está el aspecto logístico, el envío de los alimentos, el cuidado que hay que poner en que éste no se corrompa. Incluso ha habido casos en que refugiados somalíes han muerto a manos del ejército del país anfitrión, defendiendo los suministros.

Tampoco se puede dejar de mencionar las acciones del grupo fudamentalista islámico al-Shabaab, que intenta impedir la salida de Somalia de la gente afectada por el hambre y la entrada de las organizaciones de ayuda humanitaria extranjeras.

Pero, una vez superados todos estos obstáculos, el problema recién comienza para la población infantil afectada por la desnutrición, sobre todo para aquellos infantes entre los dos y los cinco años: ¿qué cuidados son necesarios para devolverlos a la alimentación?

Ni lípidos ni proteínas

Ayuda alimentaria llega Mogadiscio

El transporte de la ayuda alimentaria a los lugares donde se la necesita es siempre un desafío.

Los niños aquejados de desnutrición, a esta edad, adolecen de una clara falta de micronutrientes, minerales y vitaminas, lo que los deja con un sistema inmunitario débil y, por lo tanto, vulnerables a la enfermedades.

El niño pierde peso en relación a su altura, primero con la eliminación del tejido adiposo y, luego, con la pérdida de masa muscular.

En otra versión de la desnutrición infantil, el cuerpo comienza a hincharse a causa de la acumulación de líquido fuera de las células.

En cualquiera de los casos, una simple diarrea puede matar a un niño en estas condiciones.

"Los niños más en riesgo, los que sufren de insuficiencias hepática, pancreática o cardíaca, son internados en centros terapeúticos", le dijo a BBC Mundo Nuria Salse, Referente de Nutrición de Médicos sin Fronteras, de España, quien viene llegando de una visita a los campamentos de refugiados de Kenia y Etiopía.

"Lo que hacemos es proporcionar pequeñas cantidades de alimento cada tres horas, durante las primeras veinticuatro del tratamiento. Entonces, por los próximos siete días, comienza una dieta, que contempla pocos lípidos y pocas proteínas".

El objetivo de la dieta es estabilizar el cuerpo para evitar el riesgo de hipoglicemia, es decir, una baja crítica en el nivel de azúcar.

Revolución en la ayuda alimentaria

En esta etapa, entra a tallar una leche especial, llamada F-75 (contiene 75 calorías por cada 100 mililitros de leche) que contiene los nutrientes precisos para las primeras etapas del tratamiento.

La segunda fase, la F100, aumenta la cantidad de lípidos y proteínas. Con este tipo de leche, el niño comienza a recuperar el peso.

"Lo que hacemos es proporcionar pequeñas cantidades de alimento cada tres horas, durante las primeras veinticuatro del tratamiento. Entonces, por los próximos siete días, comienza una dieta, que contempla pocos lípidos y pocas proteínas"

Nuria Salse, Referente de Nutrición; Médicos sin Fronteras, España

Estas leches terapéuticas vienen en un envase de aluminio y para preservarlas basta con algunas medidas simples, tales como almacenarlas en lugares ventilados, impdir que entren en contacto con el suelo y mantenerlas alejadas de las altas temperaturas.

Este tipo de alimentos, le dijo a BBC Mundo Nuria Salse, representó una verdadera revolución en la ayuda alimentaria.

Entre estos alimentos, la estrella parece ser la mantequilla de maní, enriquecida con micronutrientes como vitaminas y minerales.

"No se tiene que preparar ni cocinar. Este tratamiento implica que los niños ya no deben ser hospitalizados y pueden seguirlo de manera ambulatoria, durante una semana, lo que reduce su impacto psicosocial negativo", afirma Nuria Salse.

Estos alimentos terapéuticos comenzaron a ser utilizados en planes piloto en 2000, en lugares como Malawi y Etiopía, pero se usan de manera más generalizada desde 2005.

¿Cuánto cuesta cada paquete de mantequilla de maní? Treinta y cinco centavos de dólar. ¿Cuánto cuesta el tratamiento total de un niño desnutrido? Sesenta dólares.

Fuente:

BBC Ciencia

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25 de julio de 2011

El granero de Somalia, donde peor se sufre la sequía

Definición de hambruna

  • Más de un 30% de los niños sufren de malnutrición severa
  • De cada 10.000 habitantes, mueren cada día de hambre dos adultos o cuatro niños
  • La población tiene acceso a menos de 2.100 kilocalorías de alimento por día

Sequía en Somalia

La sequía dejó el Cuerno de África en una situación caótica.

Jannale significa cielo, y no por casualidad es el nombre de una localidad de Somalia. Rica en verdes plantaciones, la zona disfrutaba agua en abundancia, ganado y hasta de la proximidad de las bellas playas de Sambusi, que también produce mariscos.

Jannale está además en la Baja Shabeelle, el más poblado y fértil de los 18 departamentos administrativos de Somalia. Allí los campesinos gozaban de la riqueza de la tierra y de las aguas del río que da nombre a la región para convertirse en el granero de Somalia.

La región tenía vacas y camellos que aportaban la leche que consumía el país y también carne, y en los viejos y buenos tiempos, las plantaciones de banana destinadas a la exportación a Europa.

Lo triste es que ese panorama idílico hay que matizarlo en el contexto de un estado fallido en el que los señores de la guerra campan a sus anchas. Además, la Baja Shabeelle es una de las zonas azotadas por las dramáticas imágenes de muerte y hambre que está dejando la sequía.

Naciones Unidas declaró a la Baja Shabeelle, junto a Bakool, en situación oficial de hambruna. De allí proceden la mayoría de los hombres, mujeres y niños cuya imagen desahuciada ha dado la vuelta al mundo.

Otra vez, una sequía y la desastrosa cosecha ha dejado al Cuerno de África sin nada para comer. Según el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés), el cambio en los patrones climáticos ha hecho que las sequías se convirtieran en algo común en la región.

"Las comunidades que solían tener el lujo relativo durante años de lluvias regulares para recuperarse de sequías ocasionales, ahora están aprendiendo a vivir en un estado casi constante de inseguridad alimentaria por la falta de agua", dijo la directora ejecutiva del WFP, Josette Sheeran.

Sequía y cambio climático

La declaración de Sheeran apunta a una modificación en el régimen de lluvias en la zona, lo que hace inevitable pensar en el calentamiento global y el cambio climático.

Según Naciones Unidas, el impacto del cambio climático, en forma de fenómenos meteorológicos extremos, ha desatado más frecuentes inundaciones, sequías y otros episodios catastróficos.

Por eso, de acuerdo con la ONU, los campesinos en las regiones de mayor riesgo tratan de adaptar como pueden sus calendarios de plantación según suben las temperaturas y cambian los patrones de lluvia.

Pero los motivos para que la zona que alimentaba a Somalia sea una de las que han tenido que huir la población por la falta de comida, van más allá de la simple falta de lluvias durante una temporada o dos, como apunta el periodista de la BBC Yusuf Garaad, profundo conocedor de la región.

Los islamistas de Al Shabab controlan o influyen de forma determinante en gran parte de las áreas rurales somalíes y hace dos años decidieron expulsar las agencias de ayuda internacional.

En ese contexto, y con la sequía, fue que la situación en Somalia fue degenerando rápidamente hasta que estalló el éxodo de familias desesperadas huyendo de la ausencia de todo.

Y como apunta el corresponsal para África de la BBC, Andrew Harding, se puede explicar que aunque la sequía también ha afectado de forma severa a diferentes partes de Etiopía y Kenia, lo peor está sufriéndolo Somalia.

Guerra y hambre

Desde la práctica entrada en barrena del estado somalí hace 20 años, poderosos señores de la guerra controlan buena parte de las áreas rurales del país. Los campesinos sufrieron la desgracia de caer en las manos de milicianos.

El que la hambruna también afecte precisamente a esa región, es inevitable que multiplique el impacto en otras partes del país: por el tamaño de su población y porque son muchos los que huyen desesperados, señala Garaad.

Las precarias infraestructuras dejaron además de ser cuidadas. Los canales y otros sistemas de irrigación dejaron de recibir el mantenimiento adecuado.

Además, en los últimos tres años, los islamistas de Al Shabab se hicieron con el control de la región. Aunque no son pocos los que creen que con los ellos llegó al menos algo de paz, el miedo a los crueles castigos corporales llevó a huir a miles de personas.

De Baja Shabeelle, son muchos de los desplazados que están en la capital, Mogadiscio, y en otras regiones del país. Los profesionales y empresarios somalíes que ahora están viendo la situación desde Kenia, también son de Baja Shabeelle.

Las agencias internacionales tratan de acudir al rescate. Según el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon la situación es desesperada.

"Se necesitan en total US$1,6 millones para Somalia, para tratar de paliar la situación en las zonas afectadas por la hambruna, unos US$300.000 en los próximos dos meses. Niños y adultos mueren en cantidades horrorosas", dijo Ban.

5 de enero de 2007

Jugar incentiva la inteligencia de los niños pese a desnutrición


Viernes 5 de Enero, 2007 6:19 GMT


LONDRES (Reuters) - Dar juguetes a los niños en edad preescolar incentiva su desarrollo mental aun cuando se trate de menores que padecen desnutrición, señaló el viernes un informe.

El reportaje, publicado en la revista médica The Lancet, dijo que varios estudios habían hallado una relación clara entre la inteligencia y el juego en los niños.

"Hemos realizados programas de juego en Bangladesh, donde los niños tienen desnutrición severa, y hemos generado una mejora de hasta nueve puntos en el CI (coeficiente intelectual) de esos pequeños, simplemente con el juego", manifestó Sally McGregor, del Instituto de Salud Infantil del University College London.

"La desnutrición en sí misma es un problema. La desnutrición sin una estimulación mental es un problema aún mayor", agregó la autora del estudio en una entrevista.

El informe reveló que más de 200 millones de los niños más pobres del mundo padecen desnutrición y no son estimulados adecuadamente.

Asimismo, 89 millones de los niños más descuidados viven en el sur de Asia, mientras que 145 millones proceden de India, Nigeria, China, Bangladesh, Etiopía, Indonesia, Pakistán, la República Democrática del Congo, Uganda y Tanzania.

Una intervención simple por parte de los gobiernos y las agencias de ayuda para cambiar las actitudes e incentivar a los preescolares a jugar en casa, así como también una nutrición básica, podría tener un efecto importante, concluyeron los investigadores.

"Las personas están focalizadas en reducir la mortalidad. Pero no se dan cuenta de que muchos niños no están alcanzando su potencial", dijo McGregor.

"Y para el momento en que llegan a los cinco o seis años y van a la escuela sus posibilidades ya casi se han esfumado", añadió la experta.

McGregor expresó que, en estudios efectuados en Jamaica, aldeanos sin educación secundaria fueron enviados a diferentes casas con juguetes caseros para enseñar a las madres a entretener a sus hijos.

"Seguimos a los niños hasta los 18 años y su CI es mejor, su lectura es mejor, son menos propensos a dejar la escuela y su salud mental es mejor; tienen menos depresión, menos ansiedad y una mejor autoestima", dijo la investigadora.

"Hay mucha ignorancia sobre lo que un niño necesita. Se cree que jugar no es para adultos y no se comprende que (el juego de los padres con los niños) puede mejorar el desarrollo de los chicos", concluyó McGregor.

/Por Jeremy Lovell/. *.

Fuentes:

Reuters

La Segunda

Peru21

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