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6 de abril de 2010

No confiemos en los testigos oculares

Martes, 06 de abril de 2010

No confiemos en los testigos oculares

Los testimonios oculares son inconsistentes y, demasiado a menudo, asombrosamente imprecisos.

En 1984 Kirk Bloodsworth fue condenado por la violación y asesinato de una niña de nueve años y sentenciado a la cámara de gas — un resultado que dependía en gran parte del testimonio de cinco testigos oculares. Después de que Bloodsworth pasara nueve años en prisión, las pruebas de ADN demostraron que era inocente. Errores tan devastadores por parte de los testigos oculares no son extraños, de acuerdo con un informe del Proyecto Inocencia, una organización afiliada a la Facultad de Derecho Benjamin N. Cardozo de la Universidad Yeshiva que usa las pruebas de ADN para exonerar a aquellos que han sido incorrectamente acusados de crímenes. Desde la década de 1990 cuando se introdujo por primera vez las pruebas de ADN, los investigadores del Proyecto Inocencia han informado que el 73 por ciento de los 239 culpables exonerados por las pruebas de ADN se basaban en testimonios oculares. Un tercio de estos casos se apoyaban en el testimonio de dos o más testigos equivocados. ¿Cómo puede ser que tantos testigos estén equivocados?

La identificación por testigos oculares normalmente implica seleccionar al supuesto culpable de entre una línea policial, pero también puede basarse en retratos policiales y otros métodos. Poco después de seleccionar a un sospechoso, se pide a los testigos que hagan una declaración formal confirmando la identificación y tratando de recordar otros detalles sobre eventos alrededor del crimen. En el proceso, que puede ser años más tarde, los testigos normalmente testifican en el juicio. Debido a que individuos con ciertos desórdenes psicológicos tales como desorden de personalidad antisocial o dependendia de sustancias, tienen un mayor riesgo de implicación criminal, también tienen un mayor riesgo de identificaciones falsas por parte de los testigos.

Los estudios demuestran que la mayor parte de los jurados dan más peso a los testimonios oculares cuando deciden si un sospechoso es culpable. Pero aunque los informes oculares son a veces precisos, el jurado no debería aceptarlos de forma poco crítica debido a los muchos factores que pueden sesgar tales informes. Por ejemplo, el jurado tiende a dar más peso al testimonio ocular que informa que está muy seguro de sus identificaciones aunque la mayor parte de los estudios indican que los testigos con gran confianza normalmente son sólo ligeramente más precisos — y a veces ni eso – que a aquellos menos confiados. Además de para educar al jurado sobre las incertidumbres alrededor de los testimonios oculares, adherirse a ciertas reglas específicas para el proceso de identificación de sospechosos puede hacer que los testimonios sean más precisos.

Reconstrucción de la memoria

La aceptación poco crítica de los testigos puede radicar en un concepto erróneo popular de cómo funciona la memoria. Mucha gente cree que la memoria humana funciona como un grabador de video: la mente registra eventos y luego, en el momento justo, vuelve hacia una réplica exacta de los mismos. Por el contrario, los psicólogos han encontrado que la memoria se reconstruye en lugar de volver a ella cada vez que la recordamos. El acto de recordar, dice la eminente investigadora en memoria y psicóloga Elizabeth F. Loftus de la Universidad de California en Irvine, es “más similar a colocar las piezas de un puzzle que a recuperar una grabación de video”. Incluso el cuestionamiento por parte de un abogado puede alterar el testimonio del testigo debido a que fragmentos de la memoria pueden combinarse con información desconocida proporcionada por el preguntante, llevando a un recuerdo impreciso.

Muchos investigadores han creado falsas memorias en individuos corrientes; es más, muchos de estos sujetos están seguros de que los recuerdos son reales. En un estudio bien conocido, Loftus y su colega Jacqueline Pickrell dieron a los sujetos un recuento escrito de cuatro eventos, tres de los cuales habían experimentado en realidad. El cuarto era una historia de ficción; se centraba en el sujeto perdiéndose en un centro comercial u otro lugar público cuando tenía entre cuatro y seis años. Un pariente proporcionaba detalles realistas para la historia falsa, tales como la descripción del centro comercial en el que compraban los padres del sujeto. Tras leer cada historia, se pedía a los sujetos que escribieran qué más recordaban sobre el indicente o que indicaran que no recordaban nada en absoluto. Notablemente, aproximadamente un tercio de los sujetos informaba de recordar parcial o totalmente el evento falso. En dos entrevistas posteriores, el 25 por ciento aún afirmaba que recordaban la historia falsa, una cifra consistente con los hallazgos de estudios similares.

Dados los peligros de convicciones erróneas basadas en testimonios oculares fallidos, ¿cómo podemos minimizar tales errores? El Proyecto Inocencia ha propuesto a la legislación mejorar la precisión de identificaciones oculares. Estas propuestas incluyen grabar el procedimiento de identificación de forma que el jurado pueda determinar si se llevó a cabo adecuadamente, colocando a individuos en la línea que recuerdan a la descripción del testigo del culpable, informando al testigo que puede o no estar en ella, y asegurándose de que la persona que dirija la línea u otro procedimiento de identificación no conoce quién es el sospechoso. Aunque sólo unas pocas ciudades y estados han adoptado leyes para mejorar la precisión de identificaciones oculares, parece haber un creciente interés en hacerlo.

Lea el artículo completo en:

Ciencia Kanija

6 de noviembre de 2009

El olor de los recuerdos


Viernes, 06 de noviembre de 2009

El olor de los recuerdos

¿Qué es el olor?

El olor es una propiedad intrínseca de la materia y se define como la sensación resultante de la recepción de un estimulo por el sistema sensorial olfativo. El término “olor” se refiere a una mezcla compleja de gases, vapores, y polvo, donde la composición de la mezcla influye directamente en el olor percibido por un mismo receptor. Aquello que carece de olor se denomina inodoro. El olor es el objeto de percepción del sentido del olfato.


¿Alguna vez ha sentido que un olor de la infancia le transporta inesperandamente a un recuerdo del pasado? Un estudio neurocientífico publicado en la revista Current Biology revela que los primeros olores ocupan un lugar privilegiado en el cerebro, lo que explica por qué la memoria olfativa puede llegar a ser tan vívida.

“La primera vez que asociamos un objeto a un olor se crea una huella profunda en el cerebro”, explica Yaara Yeshurun, del Instituto Weizmann de Israel, que aclara que esto sucede tanto para olores agradables como desagradables. “Según nuestro anterior paradigma las primeras asociaciones olfativas y las posteriores se recordaban con igual intensidad, pero hemos comprobado que no es así, que hay una memoria especial la primera vez que olemos algo, que es creada en nuestro cerebro por las regiones del hipocampo y la amídgala”, aclara Yeshurun. Según los investigadores se trata de una impronta privilegiada, y observando en el momento de la exposición el sistema nervioso sería posible predecir qué asociación olfatoria va a ser recordada. Conocer cómo funciona podría ayudar a borrar recuerdos traumáticos, pronostica Yeshurun.

Fuente:

Muy Interesante

14 de septiembre de 2009

Los recuerdos nunca desaparecen

Martes, 15 de septiembre de 2009

Los recuerdos nunca desaparecen

La memoria humana es la función cerebral resultado de conexiones sinápticas entre neuronas mediante la que el ser humano puede retener experiencias pasadas. Los recuerdos se crean cuando las neuronas integradas en un circuito refuerzan la intensidad de las sinapsis.


Expertos estadounidenses sugieren que los recuerdos persisten en nuestro cerebro incluso cuando ya se han olvidado. Lo que sucede es que no conseguimos recuperarlos.

Usando técnicas avanzadas de imagen cerebral, científicos de la Universidad de Califonia Irvine han demostrado que la actividad del cerebro cuando una persona recuerda un evento es similar a la que se registra cuando se vivió por primera vez, incluso si se han “olvidado” los detalles. “Si los detalles siguen ahí, quizás podamos encontrar una manera de acceder a ellos”, sugiere Jeff Johnson, coautor de un estudio que publica la revista Neuron.

En colaboración con científicos de Princeton University, Johnson y su equipo analizaron la actividad cerebral de varios estudiantes a los que mostraron ciertas palabras. Posteriormente, se les pidió que imaginaran cómo un artista dibujaría el objeto al que daba nombre la palabra, que pensaran en cómo se usa el objeto, o que pronunciaran la palabra en su mente. Veinte minutos más tarde, los voluntarios vieron las palabras por segunda vez y se les pidió que recordaran cualquier detalle relacionado con ellas mientras se sometían a resonancia magnética. Finalmente, usando un método de análisis matemático, los científicos asociaron las diferentes tareas que se les había pedido con los distintos patrones de actividad cerebral.

Los resultados mostraban que cuando un estudiante conservaba un fuerte recuerdo de una palabra, el patrón era muy parecido al que se generaba durante la tarea. Y de la misma forma, cuando el recuerdo era débil o inexistente, el patrón cerebral seguía siendo reconocible. “Esto nos dice que el cerebro sabe lo que ocurrió, aunque el sujeto no sea consciente de esa información”, concluye Johnson.

Fuente:

Muy Interesante

15 de marzo de 2007

Ciencia da los primeros pasos para borrar los malos recuerdos

Científicos del Centro de Neurociencia de Nueva York consiguieron borrar un recuerdo determinado del cerebro de una rata usando sólo un medicamento.

Afirman que el hallazgo sirve para comprender cómo funciona el cerebro y sería usado para aquellas personas que sufren estrés post traumático, patología que afecta a gran parte de los soldados que vuelven de Irak.

Elegir los recuerdos, dejar los buenos y borrar aquellos que disgustan o producen temor parece que será posible sólo tomando un medicamento. Científicos del Centro de Neurociencia de la New York University lograron eliminar un recuerdo concreto del cerebro de una rata.

Según un artículo publicado por la revista Nature, expertos de ese centro consiguieron borrar el recuerdo de temor asociado a una nota musical, al suministrarle una droga amnésica y luego volver a hacerla escuchar la misma tonalidad.

El hallazgo serviría para mejorar nuestro conocimiento sobre cómo se forman y alteran los recuerdos en el cerebro, y podría aliviar a los que sufren el síndrome de estrés post-traumático, al librarlos de los recuerdos que les causan ese síndrome.

Los investigadores encontraron que el cerebro fija los recuerdos traspasándolos de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo, mediante un proceso llamado reconsolidación.

Hasta ahora este proceso podía ser hasta ahora interrumpido por medio de medicación, pero no había sido posible aislar y borrar un recuerdo concreto.

Fuentes:

Minuto a minuto

Caracol Radio

El Comercio

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