Tim Burton estrena mañana una nueva versión sobre la primera estrella del mundo animal moderno. La historia real del verdadero paquidermo en el que se inspiró el cine fue de lo más trágica.
Alcohólico, locamente enamorado de su mánager y muerto en extrañas
circunstancias. Con estos datos podríamos estar hablando de cualquier
estrella del rock, pero no: es la vida de Jumbo, el elefante más famoso de la historia que inspiró el clásico infantil de Disney y el remake que ahora se estrena (29 de marzo). La nueva versión se llama Dumbo y está dirigida nada menos que por el personalísimo Tim Burton y protagonizada por Colin Farrell, Danny DeVito y Michael Keaton.
A Jumbo, el verdadero, lo capturaron en Abisinia en 1862.
Hay pocas dudas de que, para hacerlo, mataron primero a su madre, que a
buen seguro lo intentó proteger. Por entonces, tenía dos años y medio.
Lo bautizaron como Jumbo, que significa “hola” en suajili.
Nadie pensó que llegaría con vida a París, el primer lugar donde hizo
escala. Pero lo hizo, aunque en un estado lamentable. Pronto lo
canjearon con el zoo de Londres a cambio de un rinoceronte.
Llegó a Londres en 1865. Por entonces, tener un elefante africano (y
tan grande) era toda una rareza. Los zoológicos tenían muchos asiáticos,
de menor tamaño y considerados dóciles. Los elefantes africanos, sin
embargo, arrastraban fama de violentos y rebeldes. El director del zoo
de Londres, Abraham Bartlett, sin embargo, lo quería a toda costa, a
pesar de que Jumbo estaba más cerca del cementerio que otra
cosa, tal y como dejó escrito: “Nunca había andado por los caminos de
Dios una criatura más deplorable y enferma”.
Bartlett puso al cuidado del elefante a un trabajador llamado Matthew
Scott. No tenía demasiada experiencia y era un tipo realmente singular.
Tan solitario como Jumbo, no dudó en dormir con él en la jaula
durante seis meses, creándose entre los dos un vínculo emocional que
solo separaría la muerte. Scott conseguiría que Jumbo sanara; a
cambio, el paquidermo era incapaz de permanecer mucho tiempo alejado de
su cuidador. Scott contaría su relación en sus memorias, pero hoy
sabemos que el amor que sentía Jumbo por su cuidador no es
insólito entre los elefantes, animales tremendamente sociales y que
necesitan interactuar constantemente con otros de su especie. A Jumbo le buscaron una pareja, llamada Alice, pero el animal prefería la compañía de su cuidador.
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