Una red de vigilancia global detecta máximos históricos de emisiones de este compuesto de efecto invernadero.
Desde India y especialmente desde China se están emitiendo grandes cantidades de un gas de efecto invernadero (GEI) miles de veces más potente que el CO2.
Aunque las autoridades de ambos países se habían comprometido a reducir
estas emisiones al mínimo, una red de estaciones repartidas por todo el
planeta viene detectando año tras año máximos históricos de
fluoroformo, también conocido como trifluoruro de carbono, Freón 23,
Arcton 1 o HFC-23.
El HFC-23 se usa (o usaba) en la fabricación de semiconductores, como
refrigerante o agente extintor de incendios. Pero la mayoría procede,
como subproducto, de la producción de otro gas, el HCFC-22, hasta no
hace mucho el principal ingrediente de los aires acondicionados e
instalaciones de refrigeración. Como otros hidroclorofluorocarburos, el
HCFC-22 es un destructor neto de la capa de ozono, así que fue regulado
por el Protocolo de Montreal
y sus sucesivas enmiendas. En Europa apenas se produce y en otros
países avanzados se hace bajo estrictas condiciones que eviten la
emisión de su peligroso derivado. Pero las naciones en vías de
desarrollo aún tienen margen para su producción, que debería de cesar
por completo en 2040. En la actualidad, China e India elaboran más del
75% del HCFC-22 y, por tanto, de HFC-23.
Ambas naciones se habían comprometido con la ONU a reducir la
liberación del segundo gas hasta mínimos históricos, pero la realidad es
que, desde 2015, la emisión y concentración de fluoroformo no deja de
aumentar. Un estudio recién publicado en Nature Communications
muestra que las emisiones de HFC-23 marcaron su máximo a finales de
2018, con 15.900 toneladas, y apenas el 10% procederían de EEUU y Rusia,
los otros dos países que aún fabrican HCFC-22 en cantidades
relativamente significativas.
"China es el mayor productor de HCFC-22 del mundo, por lo que no es
sorprendente que, en ausencia de una política firme y mecanismos de
aplicación robustos, veamos emisiones masivas de este potente destructor
del clima como ya anticipamos y advertimos", denuncia Avipsa Mahapatra,
responsable de la campaña para el clima de la organización Environmental Investigation Agency. Ya en 2013 (PDF),
activistas de la EIA comprobaron cómo muchas empresas chinas seguían
emitiendo HFC-23. Mahapatra concluye: "Con la firma de la enmienda
Kigali [al Protocolo de Montreal] en 2016, los países acordaron que,
para el 1 de enero de 2020, todas las empresas que manufacturan HCFC-22
capturarían e incinerarían el HFC-23 para evitar su liberación a la
atmósfera. Pero las discrepancias reveladas por este estudio suponen que
con esto probablemente no sea suficiente".
Lea el artículo completo en: El País (España)
19 de febrero de 2020
HFC-23, el gas 12.000 veces más potente que el CO2 que viene de China
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