A la hora de valorar los efectos del tabaco sobre la salud no solo habría que tener en cuenta qué implica para los pulmones...
La dependencia de la nicotina también trastoca la química cerebral.
Es la conclusión a la que llegaron científicos alemanes de la
Universidad de Bonn tras estudiar los cerebros de 43 fumadores con
espectroscopia resonancia magnética de protones, una técnica permite
analizar los metabolitos cerebrales. Los enganchados a la nicotina
tenían menos cantidad de aminoácido N-acetilaspartato (NAA) en la
corteza cingulada anterior, la parte del cerebro que procesa el placer y el dolor.
Lo preocupante es que bajos niveles de NAA se han vinculado con trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia
o la demencia, así como con una tendencia al abuso de drogas. La
colina, una molécula esencial para el funcionamiento del corazón y del
cerebro, también está reducida en los fumadores. Pero tenemos buenas noticias: estos cambios químicos se revierten varios meses después de dejar de fumar.