Un informe concluye que los ciudadanos de países que proyectan cine y series en su idioma de origen con rótulos, en lugar del doblaje, obtienen mejores resultados en los exámenes lingüísticos.
Los subtítulos importan. Lo ha mostrado la reciente polémica con Netflix y los rótulos traducidos de Roma. Y lo afirma un estudio revisado y publicado ahora por la revista Journal of Economic Behavior and Organization,
que sostiene que ver cine, series y programas de televisión en versión
original, en lugar del doblaje, mejora el nivel de inglés. “Tiene un
amplio efecto positivo”, defiende el informe, titulado ¿Tv o no Tv? El impacto de los subtítulos sobre las habilidades con el inglés.
El estudio toma como base principal el TOEFL, uno de los exámenes más
conocidos del idioma más estudiado del mundo, y concluye que en los
países que suelen subtitular filmes y series se obtienen resultados de
3,4 puntos mejores respecto a las áreas donde se apuesta por el doblaje.
El informe también defiende que el efecto de los rótulos puede
contribuir hasta en un 16,9% a la mejora en la puntuación en el TOEFL,
sobre todo para el llamado listening, la capacidad de comprender el inglés al escucharlo.
De media, el 58% de la población se dice capaz de mantener una
conversación en inglés en los países acostumbrados a la versión
original, frente al 32% allá donde reina el doblaje, según el informe.
El texto agrega que en Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca o Países
Bajos, nueve de cada 10 ciudadanos apoyan la afirmación: “Prefiero ver
programas y películas extranjeras con subtítulos en lugar de doblados”.
En Francia, España o Italia, solo el 30% se muestra de acuerdo, y en Alemania, el 20%.
El informe también se adentra en un análisis histórico y detecta una
firme estabilidad en la elección del bando por parte de cada Estado:
“Ninguno de los países de la OCDE ha pasado de un modelo a otro desde la
Segunda Guerra Mundial”. Las costumbres asentadas entre el público, el
mercado ya constituido y los costes fijos ya asumidos complican además
cualquier modificación. La reconstrucción del estudio sostiene que el
problema de la traducción cobró relevancia de la mano del avance del
cine sonoro y que ya en los treinta Paramount Pictures tradujo “14
películas" a idiomas europeos.
Entre las razones por las que cada Estado escogió uno de los modelos —el tercero, el llamado voice-over,
prevé una única voz que traduce a todos los actores, sin
interpretación—, el informe identifica el tamaño del país, la
importancia de su idioma y la cantidad de filmes importados como
variables relevantes: naciones más pequeñas, menos pobladas, con lenguas
con escasa difusión mundial y una menor producción nacional de cine
tienden a optar por los subtítulos. El documento también recuerda que la
presencia de regímenes dictatoriales en España, Italia o Alemania
impuso, en su momento, el doblaje como vehículo de preservación del
idioma, aunque el estudio no encuentra pruebas claras de que la mayor o
menor democracia del sistema también explique la preferencia por los
subtítulos o el doblaje.
El documento —elaborado por los profesores universitarios Augusto
Rupérez Micola (ya fallecido), Ainoa Aparicio Fenoll y Albert
Banal-Estañol, colaboradores de centros como la Pompeu Fabra de
Barcelona, la Escuela de Finanzas de Luxemburgo o la Universidad de la
City de Londres— analizó datos referidos al periodo entre 2008 y 2015 de
135 países del mundo. Sus conclusiones reconocen que su mensaje final
es “sencillo” y que posiblemente no aporte una “respuesta definitiva”.
Sí ofrece, en todo caso, números y análisis a un tema a menudo objeto de
debate. De hecho, el documento también sugiere que los Estados podrían
implementar políticas que favorezcan los subtítulos.
Tomado de: El País (España)