Aaron
Davis, un botánico del Reino Unido, se ha dedicado treinta años a
caminar por bosques y granjas para registrar el destino de una planta:
el café.
Davis ha registrado cómo el calentamiento del planeta está haciendo más difícil el cultivo del café
en regiones donde tradicionalmente se produce la planta, entre ellas
Etiopía, el lugar de origen del grano más popular del mundo: arábica.
Davis ha mapeado los lugares para el cultivo del café en el futuro: en
esencia, tierra adentro, donde hace más frío. Ha ido en busca de
variedades extrañas en zonas silvestres.
Actualmente,
en la que tal vez sea su búsqueda más descorazonadora, Davis ha
encontrado que el café silvestre, las decenas de variedades que se daban
debajo de las copas de los árboles en al menos tres continentes, está
en riesgo de desaparecer para siempre. Entre las 124 especies de café
que hay en el mundo, Davis y su equipo de científicos han llegado a la
conclusión de que el 60 por ciento está en peligro de extinción en su
hábitat natural. El cambio climático y la deforestación son los
culpables.
Tiene
importancia porque esas variedades silvestres podrían ser cruciales
para la supervivencia del café en la era del calentamiento global. En
esas plantas podrían estar los genes que necesitan los científicos para
desarrollar nuevas variedades que puedan crecer en un planeta más
caliente y más seco.
Davis
aseguró que a final de cuentas esas plantas silvestres de café son
vitales para los millones de agricultores que viven del grano, sin
mencionar a las muchas más personas que dependen de la cafeína para
comenzar sus días (Davis se limita a “una taza de café muy bueno” al
día).
“Hay
una amplia gama de rasgos que tienen un buen potencial para enfrentar
problemas específicos en el futuro, ya sea tolerancia a la sequía o
resistencia a las enfermedades”, comentó Davis durante una llamada
telefónica que respondió desde el Real Jardín Botánico ubicado en el
suburbio londinense de Kew, donde es investigador sénior. “Si perdemos
esas plantas de café, disminuyen nuestras opciones”.
Davis y sus coautores publicaron sus hallazgos el 16 de enero en dos artículos, en Science Advances y Global Change Biology.
De
las 124 especies silvestres que se conocen, la mayoría no se cultiva ni
se consume. Dos excepciones son la arábica, la cual se ha cultivado
durante cientos de años en África oriental, y la robusta, la cual pasó
de su estado silvestre a ser uno de los productos básicos más
importantes en los últimos cien años. Los agricultores de café ya
enfrentan una presión cada vez mayor por parte de las sequías, las
enfermedades y los caprichos de los precios de los productos básicos.
Para atacar esos riesgos, se requiere acceso a la riqueza genética de
las variedades silvestres.