Un estudio de 'Science' usa la biología evolutiva para revelar las
estrategias de los creacionistas, que pretenden sacar la ciencia de las
escuelas
Los creacionistas defienden que los humanos convivieron con dinosaurios.
Desde hace ya un siglo, en las escuelas de EE UU se libra una guerra
para borrar la ciencia del programa educativo. Esencialmente, todo lo
que suena a Charles Darwin
es una herejía entre los ultraconservadores de los estados del sur. Por
medio de innumerables argucias legales, los políticos que representan a
esta derecha fundamentalista pretenden eliminar la evolución de la
enseñanza. Es el llamado creacionismo, que pelea por conseguir que los
escolares aprendan que la vida solo se explica gracias a Dios. Y ahora
sabemos que este movimiento se desarrolla y evoluciona como los seres
vivos, dejando su herencia genética de ley en ley, con propuestas
normativas cada vez más avanzadas, mejor adaptadas a su entorno, para
lograr triunfar dentro del ecosistema jurídico.
Hoy, uno de cada ocho profesores de biología en
los institutos considera el creacionismo como científicamente creíble y
estos proyectos de ley empeoran la situación"
"El antievolucionismo sigue vivo y coleando... y en evolución", ironiza el biólogo evolutivo Nick Matzke, que acaba de publicar en Science un original estudio
sobre el creacionismo. Matzke usa a Darwin y las herramientas
científicas que se derivan de su trabajo para hacer un repaso de las
intentonas legales de los ultras estadounidenses para conseguir que los
colegios enseñen la Biblia en clase de Ciencias. Porque el creacionismo
es muy testarudo y, como la vida, se abre paso adaptándose a la
situación para conseguir reproducirse.
"Hoy, uno de cada ocho profesores de biología en los institutos
considera el creacionismo como científicamente creíble y estos proyectos
de ley empeoran la situación", critica Matzke, que ha analizado las 71
normativas que se han presentado en 16 estados distintos. Para
desentrañar los secretos que este movimiento oculta en su ADN los ha
comparado por medio de las herramientas estadísticas de biología
evolutiva. Así, ha descubierto que proceden de ancestros —legales—
comunes y que se producen pequeños cambios en el código genético de una
norma hasta la siguiente, como si fueran seres vivos, conseguiendo
adaptarse mejor a su entorno. Las leyes creacionistas le dan la razón a
Darwin.
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El Páis (España)