Matusalén en la Catedral de Canterbury |
Foto de Robert Scarth |
Así que... abran sus Biblias por el Génesis, Capítulo 5. Si nos vamos al versículo 25, podemos leer lo siguiente:
Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando fue padre de Lamec.
Y prosigue en los versículos 26 y 27:
Después que nació Lamec, Matusalén vivió
setecientos ochenta y dos años y tuvo hijos e hijas. 27 Matusalén vivió en total novecientos sesenta y nueve años, y al cabo de ellos murió.
Pero vamos a seguir leyendo un poco más:
Lamec tenía ciento ochenta y dos años cuando fue padre de un hijo, 29al que llamó Noé
Ahora vamos a avanzar un poco más hasta el Capítulo 7. En él, a partir del versículo 10, podemos leer la venida del Diluvio Universal:
A los siete días, las aguas del Diluvio cayeron sobre la tierra. 11Noé
tenía seiscientos años, y era el decimoséptimo día del segundo mes. Ese
día, desbordaron las fuentes del gran océano y se abrieron las
cataratas del cielo.
Pues bien, ya tenemos todos los datos que necesitamos para nuestra
pequeña curiosidad. Resulta que Matusalén tuvo a su hijo Lamec con 187 años (toma ya la viagra que se gastaba en aquella época), pero es que Lamec tuvo a su hijo Noé (sí, el del Arca) con 182 años
(la cosa empeora con la nueva generación... jovenzuelos).
Pero Noé (que
también vivió lo suyo y tuvo hijos a edades muy comprometedoras),
construyó un Arca y fue testigo del Diluvio Universal cuando gastaba la
nada desdeñable edad de 600 años. Y el dato que nos falta es que el bueno de Matusalén murió cuando tenía 969 años.
A ver si nos aclaramos, haciendo algunas cuentas
De donde deducimos que el bueno de Matusalén murió justo cuando llegó el Diluvio Universal.
Hasta aquí los datos bíblicos. Según cuenta Claudi Alsina en su libro Los matemáticos no son gente seria (aprovecho la ocasión para recomendar el blog homónimo de nuestro amigo carnavalero Juan Martínez Tébar), el bueno de Harold Coxeter, en una conferencia pronunciada con motivo de su jubilación, ofreció al público asistente estos datos y procedió a interpretarlos con la siguiente cuestión, que quedará para los anales de las historias sobre matemáticos:
A ver si nos aclaramos, haciendo algunas cuentas
De donde deducimos que el bueno de Matusalén murió justo cuando llegó el Diluvio Universal.
Hasta aquí los datos bíblicos. Según cuenta Claudi Alsina en su libro Los matemáticos no son gente seria (aprovecho la ocasión para recomendar el blog homónimo de nuestro amigo carnavalero Juan Martínez Tébar), el bueno de Harold Coxeter, en una conferencia pronunciada con motivo de su jubilación, ofreció al público asistente estos datos y procedió a interpretarlos con la siguiente cuestión, que quedará para los anales de las historias sobre matemáticos:
¿Murió Matusalén de muerte natural o es que su nieto Noé no quiso llevárselo en el Arca y murió ahogado?Como Bola-Extra, esta anécdota, tras ser contada por Claudi Alsina en otra conferencia, la escuchó una, por entonces diputada socialista en el Congreso, Anna Balletbò. Esta diputada, a su vez, la contó en el propio Congreso de los Diputados durante un debate sobre presupuestos de radio y televisión (¡ah! maravillosos años en los que había presupuestos sobre los que debatir). Así que Matusalén y el matemático Harald Coxeter, permanecen para siempre en el diario de sesiones de nuestro congreso.
Fuente: