Como siempre decimos, en la ciencia ficción hay mucho de ciencia,
pero también en la ciencia hay mucho de ficción. En la literatura la
ciencia es un ingrediente que suele ser el motor de las tramas, mientras
que en la ciencia, la ficción puede ser el instigador de grandes ideas
prácticas. Igualmente, si esperaban que les cuente una anécdota sobre el
progreso de la ciencia, olvídenlo, hoy hablaremos trataremos de probar
si es posible crear un arma que destruya planetas, un tópico recurrente
de la literatura de ciencia ficción, que sin duda es más famoso entre el
público general por la Estrella de la Muerte de las películas La Guerra de las Galaxias (1977) y El regreso del Jedi (1983), de la saga de Star Wars.
La Estrella de la Muerte era una estación espacial, que tenía un
potente rayo láser capaz de reducir planetas a meros escombros. En la
saga literaria de Dune, del autor Frank Herbert, existen los Obliterators, capaces de incendiar completamente la atmósfera de un planeta, o los Stone Burners,
que podían destruir el planeta entero al hacer explotar su centro. En
otra saga, la de Ender, del escritor Orson Scott Card, tenían al Pequeño
Doctor, que generaba un campo en el que los átomos no podían existir,
lo que terminaba destruyendo toda la materia a su paso, hasta llegar al
espacio, pudiendo borrar un planeta por completo.
En la ficción hay cientos de ejemplos similares, con explicaciones a
veces verosímiles, y otras veces simplemente fantásticas. La idea es que
si a nosotros nos aterroriza la idea de armas que pueden destruir una
ciudad entera, a civilizaciones galácticas eso ya no les preocupa tanto,
sino el que se pueda destruir un planeta entero. Pero ¿qué tan
verosímil puede ser un arma revientaplanetas? ¿Puede existir algo con
una capacidad tan destructiva?
En teoría
sí, pero, por suerte, en la práctica estamos muy lejos de conseguir una
tecnología que nos permita algo así. El láser de la Estrella de la
Muerte, sin embargo, queda descartado, ya que necesitaría una terrible
cantidad de energía para poder destruir un planeta. Sidney Perkowitz,
físico de la Universidad Emory de Atlanta, Estados Unidos, dedico
algunos momentos de ocio a este tópico, y calculó que la energía
necesaria sería equivalente a la de varias estrellas juntas, es decir la
energía liberada por varios soles. Se supone que la Estrella de la
Muerte tenía un generador de “hipermateria”, que le daba esa energía.
¿Y si recurrimos a un montón de bombas atómicas? A la tecnología
actual, necesitaríamos unas miles de billones de bombas para hacer un
daño real a un planeta. Nos queda la posibilidad de crear agujeros negros, como se hizo en la película de Star Trek de 2009, con la “materia roja”. Pero según los conocimientos actuales, al menos, no se podría hacer.
La solución sería utilizar un arma de antimateria.
La antimateria es simplemente una materia compuesta de antipartículas.
La hecatombe se inicia cuando una antipartícula se encuentra con una
partícula, ya que se aniquilan mutuamente, pero no se destruyen, sino
que generan energía pura. Si queremos borrar un planeta como el nuestro,
sería necesaria una cantidad de antimateria del tamaño del asteroide
que causó la extinción de los dinosaurios, o sea, de unos 9 kilómetros de diámetro.
Con nuestra tecnología actual, se ha logrado crear antimateria, pero a
una escala nano, y a expensas de gastar mucha energía. Pero es la única
forma científicamente verosímil de destruir un planeta. Ahora debemos
buscar una excusa para hacerlo, aunque a los gobernantes no les costará
mucho encontrarla.
Vía LiveScience
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