La vida es un importante factor mutagénico. Para envejecer, hay que estar continuamente renovando las células, y cada proceso de mitosis es un peligro de que una copia del ADN tenga un error, una mutación. Hasta aquí, podría decirse que estamos ante un caso de lógica aplicada a la biología. La novedad que publica Nature es que se ha medido el efecto de esta variabilidad en los hijos. Y el resultado es que cada año que envejece el padre (en masculino), el hijo tiene dos mutaciones más. El proceso de envejecimiento celular también sucede, lógicamente, con las madres, pero su transmisión a la prole es menor, según el estudio.
Los investigadores han ido más allá, y han sacado una conclusión no empírica. No se ha visto en las familias estudiadas –que son muy pocas- pero si se juntan dos evidencias ya conocidas: una causa genética de trastornos como el autismo y la esquizofrenia y la relación entre la edad de los padres con estas dolencias, la conclusión es que estas nuevas mutaciones pueden estar en la base del aumento de los casos de ambas enfermedades.
Fuente:
El País Ciencia