En el vídeo podéis ver a un ejemplar de termita de la especie Neocapritermes taracua,
habitante de la pluvisilva de la Guayana Francesa, enfrentada a otras
tres de una especie diferente. Como se puede apreciar, acosada y
superada en número, este ejemplar hace brotar un saco de líquido tóxico azul de la parte superior de su abdomen y comete suicidio frente a sus enemigos.
Según el autor del hallazgo Robert Hanus, investigador de la Academia de Ciencias de la República Checa en Praga, esta es una táctica de defensa habitual entre los ejemplares ancianos
de la colonia (se calcula la edad de las termitas por el desgaste en
sus mandíbulas). De alguna manera los ancianos se sacrifican por el bien
de la comunidad cuando el hormiguero se ve amenazado.
Esperemos que nuestros gobernantes no busquen en la naturaleza
inspiración para solucionar los desequilibrios del sistema nacional de
pensiones.
El trabajo científico puede leerse en Nature y tenéis más información en castellano en La ciencia y sus demonios.
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