De izqda. a dcha, Steinman, Hoffmann y Beutler. | Nobelprize.org
- Hoffmann, Beutler y Steinman tienen una brillante carrera a sus espaldas
- Sus trabajos son claves para comprender los mecanismos del sistema inmune
Conocer un poco mejor los mecanismos por los que nuestro organismo es capaz por sí mismo de defenderse de virus, bacterias y otros microorganismos. Esa es la gran aportación de Beutler, Hoffmann y Steinman (fallecido el pasado viernes), que acaba de reconocer el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2011.
Gracias a la conjunción de los trabajos de los tres científicos, se conocen cuáles son los mecanismos por los que se ponen en marcha nuestras defensas y se trabaja en nuevas armas para combatir distintos tipos de enfermedades.
Beutler y Hoffman, cuyos trabajos ya han sido premiados de forma conjunta en otras ocasiones, han sido fundamentales para comprender de qué forma el organismo reconoce al 'enemigo' y activa su respuesta de combate. Por su parte, Steinman ha contribuido de forma clave al conocimiento del funcionamiento de la 'segunda línea' de armamento –la inmunidad adaptativa- y la forma en la que los microorganismos señalados como atacantes son finalmente eliminados.
Cuando un microorganismo ataca al organismo, la primera línea de fuego que se activa es la respuesta inmune, que a través de distintos mecanismos –como la inflamación- intenta bloquear el asalto. Si esta defensa es superada, entra en acción un segundo armamento –la inmunidad adaptativa- que, a través de las células B y T, produce anticuerpos para destruir las células infectadas. Este cuerpo de defensa tiene 'memoria', es decir, es capaz de recordar ataques similares para agilizar la respuesta en el próximo ataque.
Los componentes del sistema inmunitario fueron descubriéndose a lo largo del siglo XX, pero hasta que llegaron los trabajos de Beutler, Hoffmann, y Steinman no se conocían a fondo los mecanismos de activación de las defensas y de qué manera se comunicaban las dos líneas de combate básicas.
Un largo currículo
En realidad, el nombre de Bruce A. Beutler ya sonó en 2008 como uno de los posibles candidatos a este galardón por su decisiva contribución al estudio de la inflamación y la inmunidad innata.
Experto en genética e inmunología, este científico estadounidense ha descubierto el mecanismo de funcionamiento de unos receptores clave en la lucha contra los patógenos (los TLR o de lipopolisacáridos), que comparten seres vivos tan distantes como la mosca de la fruta y el hombre. Nacido en 1957 en Chicago, es catedrático y jefe del Departamento de Genética del Instituto de Investigación Scripps en La Jolla, California.
Procede de una familia de raíces europeas (todos sus abuelos emigraron a EEUU desde el viejo continente) y con "fuertes principios académicos", tal y como él mismo explicó con motivo de la recepción del premio de la Fundación Shaw de Hong Kong. Beutler también ha realizado otros descubrimientos importantes como el del factor alfa de necrosis tumoral en ratones (TNF).
Los trabajos de Jules A. Hoffmann, que partieron del estudio de cómo la mosca drosofila combate las infecciones, han permitido descodificar la naturaleza de ciertos receptores que reconocen a los agentes patógenos, establecer las vías de señalización que se desencadenan cuando se produce una infección y conocer de qué manera se expresan los genes que codifican las proteínas de la respuesta inmune.
Su hallazgo más importante tuvo lugar en 1996, cuando descubrió el papel clave que un gen denominado Toll tenía en la respuesta a las infecciones de una muestra de moscas. Varios ejemplares con una mutación en esa zona del genoma eran incapaces de hacer frente a los ataques de bacterias y hongos, por lo que Hoffamann concluyó que este gen regulaba un mecanismo clave en la identificación de los patógenos y la activación de las primeras alertas en el organismo.
Nacido en Echternach (Luxemburgo) en 1941, realizó sus estudios universitarios en Estrasburgo (Francia), donde se especializó en Biología experimental. Este científico de nacionalidad francesa ha desarrollado gran parte de su carrera ligado Centro Nacional de Investigación Científica (Francia) y, entre 2005 y 2008, asumió la presidencia de la Academia de las Ciencias del país galo.
Entre otros galardones, Hoffmann ha recibido el Gran Premio de la Fundación de la Investigación Médica, el Premio Robert Koch de Inmunología, el premio William Cooley o el Lewis Rosentiel.
Por su parte, Ralph Marvin Steinman(1943, Canadá), fue quien descubrió en 1973 -junto con su colaborador Zanvil A. Cohn- la existencia de una nueva clase de células defensivas, las células dendríticas, y quien acuñó su nombre mientras trabajaba en un postdoctorado.
Inmunólogo y biólogo celular de la Universidad Rockefeller, él fue quien especuló que estas células podrían potenciar la respuesta de otras células del sistema inmunitario, los linfocitos T.
El sistema inmune contiene un sistema de células dendríticas que capturan, procesan y presentan los antígenos y ofrecen controles adicionales en el desarrollo de un sistema inmunitario específico a ese patógeno. Cuando estas células capturan los antígenos los desintegran en péptidos (unidades más pequeñas) para unirse de nuevo al complejo de histocompatibilidad, una región del genoma importante para la inmunidad y autoinmunidad, y es entonces cuando vuelven a salir a la superficie de la célula para presentarse ante las otras células defensivas T.
La segunda función importante es su papel en el control de la inmunidad y tolerancia. En ausencia de infección, estas células capturan y procesan los patógenos. Pero durante una infección, las células dendríticas expresan receptores adicionales que les permiten responder a componentes patógenos y otros cuerpos extraños del medioambiente.
Este investigador canadiense ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo sobre este tipo de células, como el Albert Lasker en 2007 y el Premio Internacional de la Fundación Gairdner.
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