Un equipo de la Universidad de Texas utiliza el efecto de refracción fototérmica para conseguir la invisibilidad. El mecanismo recrea las condiciones que se producen durante un espejismo y hace desaparecer de la vista una película de nanotubos de carbono desde determinados ángulos.
Lo que vemos en las imágenes no es un truco de magia ni un efecto añadido por ordenador. La película de material del centro de la pantalla desaparece literalmente de nuestros ojos mediante el mismo efecto que se produce en los espejismos y en esos charcos ilusorios que aparecen al final de una larga carretera en un día caluroso. El experimento ha sido realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Texas (EEUU) comandados por Ali Aliev, del NanoTech Institute.
"El nombre científico del fenómeno", explica Aliev a lainformacion.com, "es refracción fototérmica, se origina en el gradiente de refracción que se genera alredededor de una superficie caliente". Es exactamente el mismo efecto que vemos en las carreteras en verano, explica, "pero a diferencia de la carretera, que es calentada por el sol muy lentamente, nosotros podemos crear una diferencia de temperatura de 2.000ºC en milisegundos"
El efecto óptico que se produce durante un "espejismo" es conocido desde hace más de cien años. En el caso de los "charcos de carretera", el aire cercano a la superficie del asfalto está a una temperatura mayor, lo que provoca un cambio de su densidad y a su vez una reducción en su índice de refracción. Los rayos de luz procedentes del sol son desviados al atravesar un medio con diferente índice de refracción. Bajo ciertas condiciones críticas, dichos rayos rebotan y generan en el espectador la ilusión de encontrase ante un auténtico espejo.
Este efecto es el que tratan de reproducir los investigadores mediante el uso de materiales que se calienten a gran velocidad (en el orden de milisegundos). Uno de los objetivos de estas investigaciones es la búsqueda de un material que haga rebotar la luz incidente de tal modo que el efecto espejismo nos oculte aquello que hemos situado detrás.
En el experimento que vemos en la imagen, los científicos han colocado una capa de nanotubos transparentes de carbono y detrás de ellos han situado una placa sobre la que se puede leer el texto “invisibility cloaks” (capa de invisibilidad). "Cuando los nanotubos son calentados con corriente continua", asegura Aliev, "la luz bajo el ángulo elegido es reflectada y el texto queda oculto". Si uno se fija en la parte inferior, hay una especie de espejo en el cual se sigue viendo el texto reflejado para demostrar que no es un truco.
El experimento se ha realizado en agua porque presenta un índice de refracción más alto que el aire y el experimento es más fácilmente observable. "Para demostrar el mismo efecto en el aire", asegura Aliev, "habríamos necesitado una capa de nanotubos de medio metro". La elección de los nanotubos de carbono se debe a la baja capacidad térmica de este material que permite transferir calor a gran velocidad y cambiar el índice de refracción en el líquido o gas adyacentes.
¿Se podría aplicar este truco para hacer desaparecer grandes objetos, al estilo de la nave Klingon de Star Trek? "Un objeto cubierto con una gran capa de nanotubos de carbono", indica Aliev, "sería invisible desde determinados ángulos, como algo cubierto por una suave lámina de aluminio. La capa es trasparente al 90% cuando está fría. Cuando es activada con una corriente, o por la absorción de ondas electromagnéticas, bajo ciertos ángulos se convierte en un espejo. Este tipo de ocultamiento sería adecuado para cambiar la silueta de los objetos, haciendo desaparecer los bordes, pero la parte central seguiría siendo visible".
De momento, el mejor material son los nanotubos de carbono, altamente conductores, pero en el futuro, apuntan los investigadores,serán sustituidos por láminas de grafeno.
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