El biólogo estadounidense Edward Wilson examina las perspectivas de sobrevivencia de un mundo que, dentro de muy poco, enfrentará el desafío de sostener a siete mil millones de habitantes.
Es absolutamente crucial controlar desde muy cerca el crecimiento de la población humana.
De hecho, ya estamos superando las expectativas de Naciones Unidas, con unos 9.000 millones calculados para 2043.
Deberíamos tratar de frenarnos en los 10.000 millones. Eso sería factible, y las tendencias van en esa dirección, con una baja de las tasas de fertilidad en todos los continentes.
Pero habría que poner más esfuerzos en alejarnos del sometimiento de la mujer, de los nacimientos no deseados y de un crecimiento de la población generalizado.
Sin embargo, aún más importante, deberíamos estar tratando de manera creativa con el asunto del creciente consumo per capita en el mundo.
Eso va a tener consecuencias devastadoras y tenemos que abordar el problema de modo que apuntemos a un estándar de alimentación y niveles de vida decentes para la gente en todo el orbe, que sean sostenibles.
Eso no está en ningún programa del mundo de una manera que tenga una repercusión sobre países individuales y la gente que está más involucrada.
Estoy particularmente preocupado por lo que estamos haciendo con el resto de la vida. Estamos destruyendo la diversidad biológica, que consiste en ecosistemas y las especies que viven en ellos.
El peligro de ser verde a medias
Parte de nuestro problema en ser verde a medias es que la población mundial ha estado centrándose en las partes no vivas del medio ambiente, en los recursos naturales, en la calidad del agua, de la atmósfera, en el cambio climático tec.
Todo eso está muy bien, pero ahora deberíamos volcar nuestra atención, con igual énfasis, a la parte viva de nuestro medio ambiente, hacia nuestros ecosistemas naturales que aún están en pie y la gran mayoría de especies, que tienen millones de años y están en proceso de erosión.
Quisiera ver que se pone mayor atención al establecimiento de reservas y parques en todo el mundo.
Ya lo estamos haciendo en algunos lugares, pero de manera parcial, y no a la velocidad necesaria.
Necesitamos seleccionar más lugares de refugio, donde la naturaleza, donde el resto de la vida, el medio ambiente vivo pueda ser protegido, mientras resolvemos nuestros problemas como especie y nos asentamos antes de destruir la totalidad del planeta.
Alternativas para el siglo que viene
Vamos a entrar al siglo XXII ya sea con un planeta en muy malas condiciones y con menos perspectivas de habitabilidad para nuestra especie, o bien, con las suficientes reservas de vida preservada y el potencial para reconstruir un mundo natural suficiente como para darle a la humanidad un asomo de paraíso, con un estándar de vida decente para todo el mundo.
No podemos pretender que los países desarrollados elaboren programas de producción y consumo sostenibles, hasta que los países desarrollados no lo hagan mejor y muestren el camino.
Por ahora, la gente rica tiene niveles de consumo absurdos y las diferencias, incluso en los países desarrollados, entre el sector más rico y el sector más pobre están acentuándose.
Ésta es una tendencia peligrosa. Necesitamos dar un ejemplo en los países desarrollados, por lo menos a través de una limitación moderada de nuestro consumo y una distribución de la riqueza más sabia.
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