Aún está pendiente el etiquetado de transgénicos que exige el Código de Consumo. (USI)
“¿Alguna vez se ha preocupado, cuando le aplican una vacuna, de preguntar si es transgénica o no? ¿Ha hecho lo mismo cuando le inyectan insulina? Nadie lo hace”, asegura Dow Seiner, jefe del Gabinete de Asesores del Ministerio de Agricultura. “Lo que importa es que se utilizan para bien, para la salud”, anota. Sin embargo, la reciente publicación del reglamento que busca ordenar el uso y actividades con Organismos Vivos Modificados (OVM) ha reavivado la polémica sobre el tema.
¿Y el boom gastronómico?
La Asociación Peruana de Gastronomía (Apega) fue la primera en cuestionar la medida. El chef Gastón Acurio, uno de sus líderes más representativos, afirmó a través de su cuenta en Facebook que las semillas “trans’ que hoy tienen la puerta abierta al país amenazan nuestra biodiversidad. “Esta es nuestra única ventaja. Con ella podemos producir miles de productos de altísima calidad, en pequeña cantidad y obtener por ellos un gran precio”, asegura.
De similar opinión es la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú (ANPE). Mediante un comunicado, advirtió que la agricultura transgénica no va a retribuir beneficios, sino más bien generará serios efectos por su tendencia a la homogeneización de los cultivos y a la contaminación genética. “Solo causará dependencia a favor de los grupos de poder económico que manejen las semillas”, anotó. Esto es lo que más preocupa a los empresarios gastronómicos pues los elementos que han hecho única a la cocina peruana en el mundo estarían en riesgo.
¿Más productivos?
Frente a ello, el asesor del Ministerio de Agricultura responde con un ejemplo: “En Perú, hay 400 mil hectáreas destinadas a la producción de maíz amarillo. Nuestro promedio de producción es dos toneladas por hectárea. En el mundo, el promedio es ocho o diez”, indica.
“La producción local atiende solo el 50% de la demanda del país. El resto se importa de Estados Unidos, Brasil y Argentina, donde producen maíz transgénico. Si en el Perú, se utilizaran estas semillas, mejoraríamos la productividad, ya no se dependería de la importación y mejorarían los ingresos para los agricultores”, asevera.
Dichos argumentos no solo no han convencido a las 21 asociaciones regionales de productores que integran la ANPE. En el Congreso han decidido retomar el debate del proyecto de ley que establece una moratoria de 15 años para el ingreso de estos productos al país.
El presidente de la Comisión Agraria, Aníbal Huerta, informó a Perú.21 que la iniciativa, que incluso figura en la agenda del Pleno, retornará a dicho grupo de trabajo para su debate el próximo miércoles. “Convocaremos a expertos. Ahora, da la impresión que su uso es rentable, pero, en el futuro podría ser perjudicial”, refirió.
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