El que un internauta que lea un periódico en una web subraye una frase y, al instante, le aparezca una relación de personas que han destacado antes el mismo fragmento es un ejemplo del creciente intento de las redes sociales de poner en contacto a usuarios con los mismos gustos y facilitarles información concreta.
A través de determinados portales de Internet, un usuario que haya visto y puntuado una película puede encontrar otros filmes de ese tipo que presumiblemente le gustarán, según la calificación que le hayan otorgado otros usuarios de gustos parecidos.
En otros casos, tras terminar un libro, el internauta puede saber cuál es la siguiente obra que leyó una persona a la que le gustó el primero, es decir, obtener una respuesta la mayoría de las veces útil sobre algo muy específico, ha explicado a Efe el socio-fundador del portal cultural Dosdoce.com, Javier Celaya.
Este experto ha participado esta mañana en León, junto con otros expertos, en el Encuentro de Redes Sociales en Museos y Centros de Arte Contemporáneo organizado por el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC).
La división en "capas sociales" que se consigue con estos sistemas permite a los anunciantes seleccionar el público al que van a dirigir un determinado producto, por lo que se sustituye el concepto de publicidad "invasiva", dirigida a todos los receptores de un determinado medio, por el de publicidad estratégicamente destinada a una serie de personas de las que se deduce, por sus gustos, que les puede interesar.
"Yo (como anunciante) sólo te molesto o te voy a interrumpir porque tú has dicho en la red social que a ti te gusta la novela histórica del siglo XV, por ejemplo, Así que no me molestes con novela romántica", ha apuntado Celaya.
Los gestores culturales están haciendo uso de redes sociales como Facebook o Twitter para dar a conocer determinados mensajes, diferenciar sus productos y atraer público a espacios como los museos.
Trasladar las experiencias del mundo analógico al digital es una de las líneas que están siguiendo los expertos en redes sociales para premiar a sus seguidores dentro de estas plataformas y, por ejemplo, en el caso de un museo, cuando se abre una exposición les dejan pasar directamente y les evitan guardar una larga cola y así les procuran un "trato especial".
La dimensión de "mundos" como Facebook, con más de 650 millones de usuarios que publican cada día 3.000 millones de contenidos, o como Twitter, donde se calcula que un mensaje -"tweet"- desaparece en 22 minutos por la "avalancha" de publicaciones que realizan los usuarios, hace que estas empresas intenten aquí poner a disposición de los internautas contenidos exclusivos que les atraigan hacia sus páginas.
Una de las figuras que en los últimos tiempos ha ganado una mayor presencia es la del denominado "community manager" o responsable de comunidad, que ha de constituirse como un "agente de cambio" y ser capaz de difundir en estas inmensas redes sociales lo que pasa dentro de la empresa y trasladar dentro de la misma los mensajes que llegan del exterior.
"No se reduce sólo a gestionar una serie de herramientas, sino a saber captar qué opina la gente de fuera con respecto a nosotros o qué está demandando que podamos ofrecerle", ha definido a Efe el propietario de la empresa Catorze Asesoria Internet, Javier Leiva.
La trabajadora de los programas web del Museo Reina Sofía y ponente en esta jornada del MUSAC Pilar Gonzalo ha incidido en la importancia de que el "community manager" sea capaz de impulsar proyectos, de detectar oportunidades y fortalecerlas y de, una vez haya cumplido sus objetivos, "saber desaparecer".
Leiva ha lamentado que esta figura esté normalmente apartada y mal pagada y que se le encargue a personas en situación temporal que no tienen los conocimientos necesarios para desarrollar de forma correcta esa tarea.
Fuente: