Las yeguas tienen una alta probabilidad de perder sus crías cuando son apareadas con caballos de otras manadas o establos diferentes al suyo.
Con frecuencia, los criadores de caballos llevan a las yeguas a otros establos para aparearlas con caballos de pura sangre.
Pero científicos de la República Checa afirman que que cuando éstas retornan a sus recintos habituales comienzan a tener relaciones sexuales con otros caballos de la manada para ocultar la paternidad del potro.
Cuando eso no es posible, las yeguas en muchos casos abortan la cría.
Este comportamiento sexual puede ser una respuesta evolutiva de los equinos para evitar el riesgo de infanticidio -que se observa en muchas especies- o cuando los machos matan a los potros en su lucha por dominar la manada.
Los científicos dicen que esto puede explicar el alto nivel de embarazos interrumpidos en caballos.
El estudio fue dirigido por Ludek Bartos, del Instituto para el Estudio Científico de los Animales de la República Checa, y fue publicado en la revista Behavioural Ecology and Sociobiology.
Según la investigación, una tercera parte de las yeguas que fueron apareadas con caballos de establos distintos al propio perdieron a sus crías.
"Ninguna de las que fueron apareadas con caballos del mismo establo abortaron", explicó Bartos.
Y las yeguas que fueron completamente separadas de los equinos de su establo y por lo tanto no encontraron formas de ocultar la paternidad de sus potros, tenían una mayor posibilidad de abortar.
Según los expertos, así "evitaban la pérdida de energía que implica producir crías que pueden ser objeto de infanticidio".
Prueba de paternidad
La idea de que caballos domesticados podían adoptar esa estrategia provino de un estudio sobre el infanticidio en cebras.
Para evitar la endogamia en estos animales en cautiverio, muchos zoológicos introducen un ejemplar marcho en la manada. Pero el equipo del profesor Bartos encontró que esta práctica aumenta la probabilidad de que se pierda el embarazo.
Una investigación previa conducida por él mostró que la mayor parte de las crías fueron abortadas.
"Si se introducía un macho en la manada poco después de que la hembra fuera preñada, la probabilidad de que el potro sobreviviese era de menos de 5%", explicó.
"La tasa de supervivencia aumentaba a 60% si el potro superaba el primer mes de nacido".
Bartos destacó que las cebras y los caballos domesticados tienen estrategias similares para abortar.
Para él, probablemente los caballos "toman la decisión" de terminar el embarazo.
El aborto inducido químicamente es un fenómeno bastante conocido en la zoología.
Se lo conocer como "efecto Bruce" y ha sido estudiado principalmente en roedores, en los que el olor de la orina de un macho lleva a que las hembras aborten.
Aunque el mecanismo que está detrás de esta alta tasa de abortos en equinos no se conoce con precisión, el profesor Bartos destacó que el estudio tiene un mensaje práctico para los criadores de caballos.
"La práctica de transportar a las yeguas para que se apareen con un caballo en otro establo y después retornarlas a su lugar habitual junto a ejemplares machos de su manada es inadecuada".
"Es muy posible que ésta sea una de las principales causas del alto porcentaje de interrupción de embarazos en caballos", completó.
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