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14 de abril de 2011

Hallan microorganismos en la Antártica capaces de degradar petróleo y prevenir el cáncer

De los 200 descubiertos, varios prometen usos prácticos para la industria y farmacología.

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La última expedición científica a la Antártica sigue revelando sorpresas: un grupo de investigadores chilenos encontró en las islas Shetland del Sur 200 nuevos microorganismos extremófilos que viven en condiciones en que se pensaba no podría existir vida. Sus cualidades podrían generar nuevos tratamientos antibióticos, para prevenir cáncer a la piel o dar solución a derrames petroleros.

Jenny Blamey, bioquímica de la Fundación Biociencia y líder de investigación -comentada en la revista Nature- explica a La Tercera que varios de ellos podrían tener extraordinarias aplicaciones en diferentes campos, como la industria y la farmacología, debido a sus características únicas, entre ellas soportar temperaturas inusuales para cualquier ser vivo y ser capaces de sustentarse por sí mismos, sin necesidad de estar asociados a plantas o animales. "Para sobrevivir usan bajos niveles de carbono y nitrógeno", explica la investigadora.

Entre los microorganismos que destacan en el hallazgo se encuentra un grupo de sicrófilos, capaces de vivir a temperaturas de -15°C y "de alimentarse de sustratos, como el petróleo o kerosene, logrando degradarlo completamente", lo que podría ser muy útil a la hora de querer mitigar un derrame de petróleo, explica Blamey.

No fue lo único que hallaron: descubrieron bacterias que toleran una exposición a rayos gamma cinco mil veces mayor que la que soporta cualquier otro ser vivo. Por lo mismo tienen un alto potencial para prevenir mutuaciones que pueden derivar en cáncer, ya que evitan la generación de compuestos que destruyen las paredes celulares.

Otros están siendo estudiados para su potencial uso médico, ya que generan antibióticos a su alrededor que impiden que otras bacterias crezcan junto a ellos. "Estos organismos no revisten peligro para los seres humanos. No han sido descritos como patógenos, porque no pueden vivir a 37 grados (la temperatura normal del cuerpo humano)", dice Blamey.

Un futuro incierto

El siguiente paso de la investigación es analizar las características de las sustancias que producen estos microorganismos. Un tema no menor, ya que de organismos extremófilos surgió, por ejemplo, la polimerasa, una enzima que hoy permite la replicación de genes necesaria para el análisis genómico. Sin embargo, el financiamiento de un millón de dólares otorgado por Corfo al trabajo científico está a punto de agotarse, lo que amenaza la continuidad del proyecto.

"Son los primeros estudios de bioprospección sistemáticos que está haciendo Chile", destaca Marcelo González, biólogo y encargado de biorrecursos antárticos del Inach. Se trata de un campo de investigación que llama la atención de varios países por sus posibles aplicaciones en la industria biotecnológica. "Tenemos la chance de entrar en un nicho incipiente en donde hay grandes avances en países desarrollados y donde tenemos ventaja competitiva al tener acceso directo a ambientes extremos", explica Blamey.

González cree que el Estado debiera invertir en la secuenciación del genoma completo de aquellos microorganismos que tengan algún potencial científico y comercial. Tal como lo hizo Argentina en 2008 con la bacteria antártica Bizionia argentinensis, capaz de resistir muy bajas temperaturas y que es estudiada para su uso en la fabricación de detergentes biodegradables, la degradación de hidrocarburos y la industria papelera.

Fuente:

La Tercera

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