La pérdida de ADN durante la evolución dejó a los humanos sin un pene óseo.
Las espinas del pene son comunes en otros animales, incluyendo los chimpancés.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, dirigidos por Gill Bejerano, partieron de la hipótesis de que, en lugar de que el ADN humano tenga ventajas sobre el del chimpancé, "en algún momento de la evolución perdimos algunas cadenas de información genética". Así encontraron 510 secciones de código perdido. A continuación eligieron las regiones eliminadas de ADN relacionadas con hormonas masculinas, así como con el desarrollo del cerebro. Después introdujeron estas regiones de código dentro de ratones para averiguar cómo se expresaban y descubrieron que eran responsables de la pérdida de los bigotes sensoriales y de las espinas del pene, así como del crecimiento del cerebro.
Las espinas del pene son comunes en otros animales, incluyendo a chimpancés, macacos y ratones, pero una morfología más simplificada tiende a asociarse con la conducta monógama de ciertos primates.
Muchos estudios han intentado resolver la cuestión de qué hace al ser humano distinto al resto de organismos buscando características extra frente a las de los familiares evolutivos más cercanos. Esta es la primera vez que se descubren características específicas humanas examinando lo perdido a lo largo de la evolución.
Fuentes:
Muy Interesante
El Mundo Ciencia