El pasado 17 de enero el consejero delegado de Apple, Steve Jobs, quedó de baja médica para centrarse en su salud. En el año 2004, se le había diagnosticado cáncer de páncreas, una enfermedad que acaba con el 80% de quienes la padecen a lo largo del año siguiente a su diagnóstico. Jobs ha tenido mucha suerte de sobrevivir durante tanto tiempo. En nuestro país (España), personas célebres como Rocío Jurado no pudieron sobrevivir a este mal, a pesar de haberse tratado en los mejores hospitales del mundo.
Pero ¿por qué es tan mortífero este tipo de cáncer? La respuesta no está en el propio páncreas. De hecho sufrir una enfermedad en este órgano no supone en si mismo una sentencia de muerte. El problema viene de los daños colaterales que afectan a otros órganos como producto del cáncer pancreático.
El páncreas es un órgano de unos 18 centímetros de longitud que excreta enzimas y hormonas tales como la insulina. Situado en el interior del cuerpo, los doctores no pueden detectar la presencia de tumores mediante palpación. Además, tiene la peculiaridad de seguir funcionando con semi-normalidad incluso cuando existe un tumor creciendo en su interior. Por esta razón, los síntomas de este cáncer que incluyen: ictericia (piel amarilla a causa de la acumulación de toxinas), dolor abdominal y de espalda, náuseas y pérdida de peso, no suelen detectarse hasta que la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas. En consecuencia, el diagnóstico llega tarde muchas veces.
En ese punto, los tumores tienen un tamaño significativo y pueden encapsular a arterias y venas de importancia capital. Peor aún, el páncreas se encuentra ubicado en un lugar de encuentro de varios órganos cruciales, por lo que muy a menudo, cuando se advierte la presencia del tumor, este ya se ha extendido al hígado, la vesícula biliar o el intestino, lo cual hace inviable la intervención quirúrgica.
Cuando los doctores identifican a un tumor de páncreas que aún no se ha deslocalizado, pueden extirparlo con buena parte del órgano excepto la región encargada de producir insulina. Aunque desafortunadamente, en el 85% de los casos el cáncer retorna después de la cirugía.
La mayoría de los pacientes a los que se les diagnostica cáncer de páncreas, mueren principalmente de fallo hepático después de que el tumor se haya expandido al hígado.
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