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5 de octubre de 2010

Somos nuestro "conectoma" (el mapa de nuestras conexiones neuronales)


Caenorhabditis elegans es una especie de nematodo rabdítido familia Rhabditidae que mide aproximadamente 1 mm de longitud, y vive en ambientes templados. Ha sido un importante modelo de estudio para la biología, muy especialmente la genética del desarrollo, a partir de los años 70.

¿Qué somos los seres humanos? ¿De qué están hechos nuestros pensamientos? ¿Dónde se almacenan nuestros recuerdos? Los lectores más avezados habrán escuchado hablar en los últimos meses del denominado proyecto Conectoma, un intento de diseñar un mapa preciso de las conexiones neuronales de nuestro cerebro. Igual que se desentrañó el Genoma, este grupo de científicos pretende desenredar esta inmensa madeja neuronal conexión a conexión en busca de una respuesta a todas estas cuestiones.

Pero el reto es complejo y difícil de explicar. Por eso esta charla de Sebastian Seung en los TED Talks tiene un valor divulgativo incalculable. Su viaje empieza con un nemátodo microscópico que apenas contiene 300 neuronas, continúa por una insignificante sinapsis en un cerebro de ratón y se abre a través del árbol de neuronas hasta mostrarnos a escala las dimensiones del bosque.

Hace algunas décadas los científicos consiguieron identificar cada una de las 300 neuronas de ese pequeño nemátodo llamado Caenorhabditis elegans y trazar el único mapa neuronal completo (o conectoma) hasta la fecha. Teniendo en cuenta que el nemátodo cuenta con apenas 7.000 conexiones, y que cada milímetro cúbico de nuestro córtex cerebral contiene aproximadamente 1.000 millones de sinapsis, ¿cuánto costaría trazar el mapa del cableado de nuestro cerebro? La aventura se antoja ambiciosa.

Como explica Seung, la base del proyecto se asienta sobre la vieja hipótesis de que nuestros recuerdos están “almacenados en la conexiones entre neuronas” y que “quizá otros rasgos de nuestra personalidad están codificados ahí”. Esto no quiere decir que estemos predeterminados por nuestras estructuras neuronales, puesto que la propia actividad neuronal modifica la red a cada momento y el mero hecho de mirar o pensar la altera y la hace única.

El laboratorio de Seung y otros como el suyo están escaneando cada milímetro del cerebro e identificando cada conexión mediante diferentes colores con la esperanza de obtener un mapa completo. “Algún día”, asegura, “una flota de microscopios capturará cada neurona y cada sinapsis en una inmensa base de datos de imágenes, y la inteligencia artificial de las supercomputadores analizará las imágenes para resumirlas en un conectoma.”

¿Conseguiremos entonces comprendernos mejor a nosotros mismos? ¿Tejeremos y destejeremos la estructura del cerebro a nuestro antojo y crearemos alguna inteligencia artificial que lo imite? ¿Viviremos para siempre conservando la estructura de nuestras conexiones? Sobre esto hay puntos de vista más y menos optimistas, pero no cabe duda de que pocos debates científicos son tan apasionantes y tienen tantas ramificaciones como éste.

Fuente:

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