Un equipo de investigadores halló restos de un pingüino de 1,50 metros que habitaba en el Perú hace unos 36 millones de años, y también descubrieron plumas fosilizadas que muestran que en ese entonces esta ave no voladora estaba moteada de marrón rojizo y gris.
El informe aparece el jueves en la revista Science. El análisis del fósil condujo a un nuevo descubrimiento sobre los pingüinos modernos, lo que a su vez plantea interrogantes acerca de cómo desarrollaron sus plumas para convertirse en eximios nadadores.
Los restos fósiles de un pingüino gigante que vivió hace 36 millones de años acaban de ser descubiertos en Perú.
Los científicos afirman que el descubrimiento realizado en la Reserva Nacional de Paracas muestra que el plumaje estaba presente al principio de la evolución del pingüino.
Las plumas del animal de entonces eran de color marrón y gris, según afirmó el equipo de investigadores en una publicación aparecida en la revista Science, y su aspecto sería muy distinto del esmoquín negro que caracteriza a estos animales en la actualidad.
El ejemplar encontrado alcanzaba los 1,5 metros y era hasta dos veces más alto que el pingüino emperador, el más grande de las especies que sobreviven en la actualidad.
Los científicos bautizaron a este ejemplar con el nombre de pingüino Pedro, en honor a un personaje escamoso aparecido en una serie de televisión colombiana.
Emperador del agua
El pájaro se llama en realidad Inkaycu paracasensis, o emperador del agua de Paraca, y deambuló en la Tierra durante el período de finales del Eoceno.
Tenía un pico largo y recto y mucho más largo que el de sus parientes actuales.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes es el buen estado de conservación de sus plumas y las escamas de sus patas.
"Antes de encontrar este fósil no teníamos ninguna muestra de cómo eran las plumas, los colores o la estructura y la forma de las aletas de los antiguos pingüinos" , declaró Julia Clarke, una palentóloga de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, y autora principal del estudio.
"Teníamos muchas dudas y ésta es nuestra primera oportunidad de comenzar a contestarlas".
La investigadora explicó a la BBC que el fósil muestra cómo los principales rasgos físicos evolucionaron a lo largo de millones de años, pero el color de las plumas de los pingüinos cambiaron de tono de rojo amarronado y gris a negro de forma bastante reciente.
La particular forma de las aletas y las plumas es lo que los convierte en unos nadadores tan excepcionales.
Vuelos acuáticos
Durante sus vuelos acuáticos y en el proceso de buceo estos pájaros son capaces de generar fuerzas a propulsoras en un entorno que es 800 veces más denso y 70 más viscoso que el aire.
"Una cosa que es interesante sobre los pingüinos es cuán profundo bucean depende del tamaño de su cuerpo", afirma Clarke.
"Cuanto más pesado es más profundo bucea. Si eso fuese cierto para todos los pingüinos, la profundidad lograda por estos gigantes habría sido asombrosa".
Para tener una idea del color de las plumas del pingüino que murió hace tanto tiempo, el equipo examinó las melanosomas -estructuras microscópicas celulares en el fósil, cuyo tamaño, forma y disposición determinan los colores de las plumas del pájaro.
"El conocimiento del color de los organismos extintos puede revelar pistas sobre su comportamiento y su medio", explica el coautor del estudio, Jakob Vinther, de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
"Pero lo más interesante, creo que es simplemente genial poder observar el color de un organismo extinto tan extraordinario, como este gigante fósil".
Los investigadores afirma que, junto a otros recientes descubrimientos en ese área, es una muestra de la gran diversidad de especies de pingüino gigante que habitó en el Eoceno en las bajas latitudes de Perú.
"Hay un gran potencial para nuevos descubrimientos que pueden cambiar nuestra visión de la evolución no sólo del pingüino sino también de otros marinos vertebrados".
Hallazgo fortuito
Un golpe de suerte ayudó a los paleontólogos a hallar las plumas en la Reserva de Paracas, ubicada en el departamento de Ica, al sur de Lima. Un estudiante del equipo de excavación del Museo de Historia Natural de Lima descubrió la pata del fósil y notó que tenía escamas, evidencia de tejido blanco que rara vez se preserva.“Nos entusiasmamos notablemente”, dijo la paleontóloga Julia Clarke, de la Universidad de Texas en Austin, que dirigió el equipo. “Avanzando con extrema lentitud” descubrieron las plumas fosilizadas.
En la superficie tienen la forma de las de los pingüinos modernos, dijo Clarke, pero un examen más minucioso muestra una gran diferencia. La forma exterior se desarrolló antes de ciertos cambios microscópicos que pueden haber desempeñado un papel en la habilidad del animal bajo el agua.
Los fósiles carece de pigmento. Pero en las plumas pueden haber quedado bolsones microscópicos llamados melanosomas que en vida del animal contenían pigmentos, y la forma de esos melanosomas corresponde a colores diferentes. De modo que los investigadores compararon un catálogo de melanosomas de aves vivientes con los de los fósiles.
La gran sorpresa es que los pingüinos modernos tienen grandes melanosomas arracimados como uvas, al contrario que cualquier otra ave conocida, mientras que los melanosomas más pequeños del pingüino gigante extinto se parece al de las otras aves modernas, dijo Clarke.
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