Viernes, 05 de febrero de 2010
El mosquito de la malaria huele a los humanos
Así informa El País (España). El mosquito de la malaria predominante en África, el Anopheles gambiae, elige a sus víctimas humanas por el olfato (algo así como si pensara: huele a humano, luego es alimento). Esto se suponía, sin embargo, no se conocía cómo lo hace -qué compuestos del olor humano, presentes en el sudor, capta con sus receptores olfatorios y cuáles son éstos-. Por tanto, no se podían diseñar trampas o repelentes tan selectivos y eficaces como probablemente se podrá hacer a partir de ahora.
Investigadores de las universidades de Yale y de Vanderbilt (EE UU) han identificado en este mosquito más de dos docenas de receptores que detectan compuestos químicos del sudor humano.
Un Anopheles pica a una persona en el dedo
Lo hace para buscar su alimento, pues las hembras de esta especie beben sangre. El contagio de la malaria se produce cuando un mosquito se ceba primero en una persona enferma y luego en otra sana, transmitiendo el parásito que provoca la enfermedad. Cerca de un millón de personas muere cada año de malaria, la mayoría de ellas en África, donde el A. gambiae es el principal mensajero de esta enfermedad.
Los responsables del estudio, de la Universidad de Yale (EEUU), han desvelado las claves genéticas del olfato del mosquito. Ahora que conocen cuáles son los olores que más le atraen, creen que tal vez puedan engañarle para llevarle a una trampa y evitar así que pique a una persona sana.
Los insectos huelen gracias a neuronas olfativas especializadas en diferentes olores. Lo hacen mediante genes receptores que se activan ante la presencia del olor de una manzana, en el caso de la mosca de la fruta, o el sudor, en el caso del A. gambiae.
Neuronas huecas
En 2004, John Carlson y su equipo demostraron que se puede vaciar una neurona de la mosca de la fruta una especie muy usada en el laboratorio para probar en ella las propiedades de un receptor olfativo. Ahora han usado la misma técnica para expresar, en esas neuronas huecas, más de 70 receptores de los mosquitos maláricos. Han comprobado que funcionan como neuronas originales del insecto y han desvelado cómo cooperan para oler 110 compuestos que desprenden las personas y otros característicos de los nidos donde ponen sus huevos.
El estudio ha desvelado un grupo de especialistas que ayudan al insecto a detectar a sus presas. Se trata de receptores que sólo se activan ante la presencia de compuestos como el indol, un componente mayoritario del sudor y el aliento humano. Otros se activan sólo ante químicos de la orina o de la flora bacteriana de la piel. En comparación con la mosca de la fruta, el Anopheles muestra un olfato afinado durante millones de años en detectar los productos químicos que desprende el cuerpo humano. El trabajo puede ayudar a crear nuevos repelentes y trampas que disminuyan la enorme incidencia de la enfermedad, concluyen los autores.
Fuentes: