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9 de octubre de 2009

Una nave de la NASA se estrella contra la superficie de la Luna para buscar agua

Viernes, 09 de octubre de 2009

Una nave de la NASA se estrella contra la superficie de la Luna para buscar agua


(Vídeo: Mario Viciosa/NASA)

Una imagen tomada segundos después del impacto sobre la superficie lunar. | AP / NASA

Una imagen tomada segundos después del impacto sobre la superficie lunar. | AP / NASA

  • Una misión estadounidense ha impactado en un cráter del polo sur de la Luna
  • El impacto de cohete Centauro ha sido cinco veces mayor que el de un balazo
  • El satélite LCROSS ha recogido datos de la nube provocada por la explosión

Una nave de la NASA ha impactado sobre la superficie de la Luna, provocando un 'bombazo' diseñado para buscar agua en el satélite terrestre. Se trata de la misión LCROSS (Satélite de Observación del Cráter Lunar), en marcha desde hace casi tres meses.

"Exito de la misión. Hemos recibido confirmación termal de que el impacto ha ocurrido", dijo el control de la misión en el Centro Ames de Investigaciones de la NASA, mientras los científicos y técnicos del proyecto aplaudían y se abrazaban para celebrar su triunfo. "Ha sido un trabajo impecable. Los instrumentos funcionaron como estaba previsto", añadió.

Según los científicos de la NASA, si efectivamente existe agua en el fondo del cráter, ésta fue lanzada al espacio por el doble impacto y su consiguiente aumento de la temperatura. Una vez fuera del cráter, el agua quedó expuesta a la radiación solar y sus moléculas debieron separarse en sus respectivos átomos de hidrógeno y oxígeno (H20).

"El equipo está ansioso por analizar la riqueza de datos que producirá esta singular misión", agregó el cento de control de la misión.

En órbita desde el 18 de junio, el satélite LCROSS fue lanzado en un cohete Atlas y estuvo esperando el momento adecuado para soltar otro cohete que llevaba a bordo, bautizado Centauro, sobre un profundo cráter del polo sur de la Luna, el Caebus. Hoy, a las 13.31 (hora peninsular española), sus 2.300 kilos han impactado en ese lugar, generando una gran nube de partículas de unos 10 kilómetros de altura sobre la superficie. Miles de astrónomos de todo el mundo han visto la explosión a través de los telescopios terrestres.

Cuatro minutos más tarde, el satélite voló por encima de ese penacho de restos volátiles y, gracias a los sofisticados nueve instrumentos que componen su carga, recogió y transmitió los datos sobre sus componentes al Centro de Control en la Tierra. A continuación, el LCROSS también se estrelló sobre la Luna, levantando una segunda nube que ya no pudo ser analizada.

Para maximizar la generación de la nube, el impacto se produjo a 2,5 kms/sg, cinco veces más rápido que el impacto de la bala de un revólver Magnum.

Objetivos de la misión

Los objetivos de la misión, según los astrofísicos, justifica el impacto lunar: después de que las misiones Apolo señalaran que se trataba de un satélite totalmente seco, nuevas investigaciones han revelado que fue una conclusión precipitada.

Ya a finales de los años 90, los investigadores detectaron moléculas de hidrógeno en los cráteres lunares a los que nunca da el Sol. Pero la evidencia más clara de la existencia de agua se ha dado a conocer recientemente, gracias a la información proporcionada por una sonda india y otras dos de la NASA.

Según las estimaciones, publicadas hace unas semanas en la revista Science, hay hasta un litro de agua por cada metro cúbico de suelo lunar, un elemento que habría llegado hasta allí (como a la Tierra) con los meteoros que han impactado en su superficie en los últimos 2.000 millones de años.

Pero con este ataque a la Luna, no sólo se trata de confirmar su presencia, sino también de determinar la cantidad en la que se encuentra, un factor determinante a tener en cuenta para futuras visitas de astronautas o incluso una hipotética colonización del satélite. También se quiere averiguar la composición de la capa rocosa que los cráteres que siempre están en sombra, además de agua helada.

Para recoger todos los detalles, el LCROSS lleva a bordo espectrómetros (visibles y de infrarrojo), cámaras y radiómetros que fueron seleccionados por los científicos de la NASA para captar las partículas que se levanten hasta el borde del cráter y se expongan a la luz solar. Los espectrómetros analizarán sus componentes y las cámaras determinarán la cantidad y distribución del agua en la nube.

Fuente:

El Mundo Ciencia
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