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27 de enero de 2009

Cumbre Alimentaria finalizó con la Declaración de Madrid

Compromisos políticos, pero sin hoja de ruta clara...




La reunión de alto nivel sobre seguridad alimentaria concluyó con compromisos políticos, pero sin una hoja de ruta clara y precisa para luchar contra la hambruna de los países pobres. El aldabonazo económico lo dio el presidente del país anfitrión, José Luis Rodríguez Zapatero, quien durante el acto de clausura anunció que España aportará mil millones de euros en el próximo quinquenio para combatir el hambre en los países más vulnerables. Unos recursos económicos que se suman a otros 500 millones que nuestro país destinará durante el periodo 2008-2012, ya anunciados durante la cumbre de Roma celebrada en julio de 2008. El jefe del Ejecutivo español comprometió, además, su palabra en que la lucha contra la miseria y la promoción de la ayuda al desarrollo serán «ejes prioritarios» de la gestión de España cuando presida la UE, durante el primer semestre de 2010.




Declaraciones de miembros de Oxfarm, que realizarán protestas ante la Cumbre Alimentaria...


La Declaración de Madrid


La Declaración de Madrid, donde se plasmaron los acuerdos alcanzados en esta conferencia, no aportó novedades relevantes a la hora de adoptar medidas contra la desnutrición en el mundo. Si acaso, la decisión de promover la futura creación de una Alianza Global para la Agricultura, la Seguridad Alimentaria y la Nutrición. Esta iniciativa persigue que en el proceso de consultas no sólo estén representados los países desarrollados y emergentes, sino también organizaciones de la sociedad civil, de agricultores y el sector privado, además de las de carácter internacional o regional.

En la declaración, los 126 países asistentes al encuentro reafirman sus esfuerzos para conseguir que en 2015 se reduzca a la mitad el número de personas que padecen hambre, cumpliendo así uno de los principales Objetivos del Milenio. Además, se muestran convencidos de la «urgencia de redoblar» los recursos financieros y la Ayuda Oficial al Desarrollo, en particular en relación a «la nutrición, alimentación, agricultura y programas relacionados con la lucha contra el hambre». En suma, admiten que «todavía queda mucho por hacer» pero son conscientes de que habrá que poner sobre la mesa «financiación adicional» para combatir las lacras que atenazan a los países en desarrollo.

La historia nos juzgará

Unas acciones, subraya la declaración, que sólo serán «eficaces y eficientes» si están lideradas por los gobiernos de los países pobres, sus parlamentos y sus ciudadanos. Además, los participantes en la conferencia de Madrid enfatizan la importancia de incorporar a la sociedad civil y al sector privado en la puesta en práctica de acciones coordinadas para hacer frente a la inseguridad alimentaria. Una situación, subrayan, a la que no sólo se debe hacer frente incrementando la producción, «sino desarrollando sistemas de protección social y eliminando todas las formas de subsidios que distorsionan la competencia, para desarrollar un comercio agrícola justo».

El compromiso que rubrica la 'Declaración de Madrid', conseguir que la seguridad alimentaria «sea una realidad para todos», fue considerado esencial por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, durante el acto de clausura que compartió con Zapatero. «La historia nos juzgará por nuestra respuesta», aseveró, si no se erradica la «intolerable cifra de mil millones de personas que padecen hambre en el mundo». Alentó Moon a los países presentes a trabajar «más duro» en 2009, máxime cuando el mundo está inmerso en una grave crisis económica y financiera.

Apoyo con crisis o sin crisis

Zapatero señaló en su intervención que las turbulencias económicas «no pueden parar nuestra determinación; es más, deben ser un acicate». En una reunión previa con responsables de la FAO y el Banco Mundial, entre otros organismos, ya adelantó que España «seguirá en primera línea, con crisis o sin crisis». Y es que, consideró, «el reto por el que se medirá la grandeza del siglo XXI será el de erradicar la miseria y la pobreza». Se mostró consciente de la «gravedad y profundidad» de la crisis económica en los países desarrollados. «Pero aquí será temporal -indicó--, un paréntesis duro y amargo, pero que se cerrará». Sin embargo, en los países azotados por el hambre y la pobreza extrema, la crisis más radical «es una forma de vida permanente, siempre al borde de la subsistencia. Una verdadera encerrona humanitaria a la que estamos obligados a buscarle, por fin, una salida».

Estimó imperioso «reformar y reforzar el orden financiero internacional», para que se mueva «por principios de justicia, equidad y solidaridad», al tiempo que acabe «con la avaricia y el enriquecimiento sin mirar a los demás». Erradicar el hambre y la miseria, subrayó Zapatero, «no sólo da respuesta a los ideales de los derechos humanos, sino que abre espacios a la seguridad, la paz y la democracia». Como colofón, propuso a todos los países comprometidos con la lucha contra el hambre un nuevo esfuerzo en la «movilización de recursos financieros», destinados al apoyo de políticas públicas «que fomenten la agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional». Máxime cuando los expertos creen que las necesidades de los países pobres pueden oscilar entre los 25.000 y los 40.000 millones de dólares anuales, una cifra muy superior a las inversiones realizadas.

Fuentes:

La Voz de Galicia

ABC.es

Europa Press

Eco Diario
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