Pacientes de tuberculosis en el hospital de Benguela (Fotos: Alexander Joe | AFP)
BENGUELA.- Malnutrición, cólera, tuberculosis. En el hospital público de Benguela, la segunda ciudad de Angola, casi la totalidad de los pacientes sufren alguna de estas plagas de la pobreza, dentro de un país que, sin embargo, es rico en petróleo y diamantes, con numerosas tierras fértiles.
En una antigua barraca militar de amianto, nueve de cada 10 camas están ocupadas por tuberculosos. Allí la atmósfera es asfixiante, pese a tener las puertas abiertas.
"Todos están desnutridos, su debilidad es la primera causa de su enfermedad", subraya Arminda, la enfermera jefe.
Sin embargo, a todo el largo litoral de esta ciudad (que se ha salvado relativamente de la guerra civil de 27 años que siguió a la independencia del país en 1975) las espléndidas casas atestiguan la riqueza reservada a una elite.
"Son bandidos. Cogen todo el dinero del petróleo y los diamantes, la industria hostelera, las compañías de transporte, los bancos", se enfada un miembro de una ONG, que ha pedido conservar el anonimato por miedo a represalias.
Sistema paralelo en el hospital
El hospital suministra medicamentos, con la ayuda de la ONG Médicos sin Fronteras, así como una alimentación de base. Pero son las familias las que tienen que aportar las frutas dotadas de vitaminas.
Por eso se ha organizado un sistema paralelo. Ante el hospital provisional (los chinos, omnipresentes en la reconstrucción del país, están edificando uno nuevo al otro lado de la calle) los vendedores callejeros ofrecen plátanos, naranjas y legumbres, que pagan los familiares de los pacientes.
La malnutrición afecta sobre todo a los más pequeños. Dentro de la instalación prefabricada que constituye la unidad de Pediatría, jóvenes madres de mirada ausente velan por sus minúsculos bebés, que no tienen fuerza para llorar.
"Nuevas maternidades precoces", explica Arminda. Muchas mujeres se quedan embarazadas demasiado rápido tras el nacimiento de un niño. Están debilitadas y no consiguen amamantar a sus hijos. Todas proceden de los 'bairros', los barrios de chabolas de la periferia donde viven el 80% del millón de habitantes que tiene Benguela.
Cólera en los suburbios
La miseria allí es, en efecto, menos patente que en los monstruosos asentamientos de cabañas de chapa de la capital, Luanda. Las casas tienen suelo y hay más espacio. Pero son las mismas calles de arena polvorienta que se infiltra por todas partes, la misma ausencia de agua potable, de alcantarillas, de letrinas.
Una niña enferma de cólera en el hospital de Benguela.
Los desechos se amontonan junto a las casas. Los niños juegan al cerca de hoyos repletos de agua estancada. Los mosquitos pululan por todas partes. El paludismo, endémico en las 18 provincias del país, acaba con 20.000 personas al año en Angola. Según la Organización Mundial de la Salud, es la primera causa de muerte.
El agua estancada y la ausencia de higiene favorecen el cólera, que desde febrero de 2006 ha acabado con la vida de 3.095 personas, sobre todo en Luanda y Benguela.
Esta grave infección intestinal es fácil de prevenir. Pero "los habitantes de los 'bairros' carecen de los medios para gastar combustible en hacer hervir el agua" contaminada por los excrementos, subraya Germano Augusto, enfermero de la unidad de Aislamiento de Enfermos.
El gas butano está fuera de precio para la gente que vive con menos de un dólar al día, o sea, la mitad del umbral de pobreza. Por eso, cocinan con carbón, una fuente adicional de contaminación.
Una campaña del gobierno preconiza que se utilice lejía para purificar el agua. Pero "la gente se equivoca con las dosis", dice el enfermero. LA OMS ha enviado un equipo de especialistas, llegados el lunes a Benguela, para ayudar a controlar la epidemia.
Fuentes:
El Mundo - Salud
Terra España
Angola: 80 mil muertos hace 30 años
Nuevo descubrimiento petrolífero en Angola