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9 de diciembre de 2012

El ADN sitúa el origen del éxodo gitano en India hace 1.500 años

Un estudio genético confirma lo que ya había adelantado la lingüística 



El éxodo gitano –la gran marcha que llevó a este pueblo hasta Europa- comenzó hace 1.500 años y tuvo como origen un lugar del norte o noroeste de India. Así lo concluye un estudio del ADN de 13 poblaciones de gitanos en Europa que han elaborado David Comas, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y Manfred Kayser, de la Erasmus MC de Rotterdam (Holanda). El trabajo lo publica Cell.

El trabajo ha consistido en una comparación del material genético de individuos de la mayor minoría de Europa: los 11 millones de gitanos. Al compararlo con los habitantes de las zonas de India de donde se cree que proceden y ver qué mutaciones se han producido, se obtiene una especie de reloj biológico que permite datar el momento en que ambos grupos se diversificaron.

Más aún: al ver las diferencias entre los gitanos de distintas partes de Europa se determinó que la expansión en el continente empezó desde los Balcanes hace 900 años.

Las conclusiones son coherentes con las obtenidas estudiando el romaní, y sirve para rellenar los huecos de la historia de los gitanos, ya que este pueblo ha carecido de registros escritos, ha dicho Comas.

“Desde el punto de vista del genoma, los gitanos comparten una historia común única que consiste de dos elementos: las raíces en el noroeste de India y las mezclas con población no gitana de Europa, durante la que han acumulado diferentes mutaciones durante su emigración desde India”, ha dicho Kayser. “Nuestro estudio ilustra que comprender el legado genético de los gitanos es necesario para comprender las características genéticas de los europeos en su conjunto”.

Fuente:

El País Ciencia

12 de abril de 2011

Algoritmos de ordenamiento con baile húngaro, rumano y gitano

Alineación al centro

Hay muchas cosas que tenemos tan incorporadas, tan automatizadas, que las creemos obvias. Si, en cambio, tuviésemos que explicarle a alguien cómo se suma, nos daríamos cuenta de que sumar no es una habilidad innata. Hay que ir más atrás y contar dos conjuntos de piedritas para saber cuánto suma el conjunto completo. El mismo hecho de contarlas tampoco es innato, hay que aprender la secuencia e ir identificando cada piedrita con un número. Aprender a contar piedritas es el algoritmo más básico que se aprende. A medida que ganamos experiencia con él, lo usamos para sumar piedritas, restar piedritas. Algunos terminan tirando piedritas en el estadio y no avanzan mucho más.

En esta nota, veremos algunos algoritmos bastante más elaborados explicados con danza húngara, rumana y gitana. Eso no se ve todos los días.

Las calculadoras también siguen algoritmos, y actualmente nadie se pregunta qué hace la maquinita si preguntamos por la raíz cúbica de 100. Por dentro, como adivinará el lector, se sigue un algoritmo que converge al resultado. Pasa lo mismo con los lenguajes de programación, que traen esas y muchas otras funciones ya incorporadas y casi nadie se pregunta cómo lo hacen. Sólo buscamos en el índice de funciones a ver si ya existe. ¿Para qué, si alguien ya lo inventó?

Bueno, la verdad es que cada cierto tiempo nacen nuevos lenguajes de programación, o nuevos compiladores para los que ya existen. La gente detrás de esos inventos debe replantearse la manera más eficiente de sumar, transponer, invertir y diagonalizar matrices, maximizar y minimizar y muchas otras tareas. Es como reinventar la matemática de cero para enseñársela al autómata y hacerlo trabajar rápido, con pocos recursos, estabilidad y precisión.

Uno de los algoritmos más estudiados, por la multiplicidad de soluciones y el comportamiento variable en relación a la cantidad de elementos de un conjunto, es el algoritmo de ordenamiento. Algunos son muy rápidos en conjuntos pequeños, pero se vuelven lentísimos conforme aumenta la población. Otros sólo tienen sentido cuando se trata de conjuntos grandes pero son muy aparatosos para ordenar 5 elementos.

En el sitio I, Programmer, publicaron ejemplos de cómo funcionan los algoritmos de ordenamiento usando danzas típicas de Europa del Este para ilustrarlos. Primero el más simple, el Bubble Sort. Se recorre el conjunto intercambiando de posición los elementos que no están en el orden correcto. El algoritmo “acompaña” al último elemento que cambió a una posición más alta, hasta encontrar un elemento mayor para a éste, y así va quedándose con el mayor hasta alcanzar el final del conjunto. Luego empieza de nuevo y, si al terminar el recorrido no hay modificaciones, entonces ha terminado.





Segundo, Shell Sort, es como el anterior pero compara individuos no necesariamente adyacentes.



El Insert Sort opera en principio como el Bubble Sort, pero la secuencia no acompaña al mayor elemento que ha cambiado de posición sino que lo deja en pausa y primero comprueba si el elemento que ha descendido una posición debe seguir descendiendo. Cuando termina esa comprobación vuelve al elemento mayor que había dejado en pausa. El siguiente es un baile rumano, algo más lineal que los húngaros.



Finalmente, el Select Sort toma un elemento que será el protagonista y lo va comparando con el resto del conjunto. Si encuentra un elemento menor, intercambian posiciones y el menor pasa a ser el protagonista. Si un protagonista recorre todo el conjunto sin encontrar ningún número mayor, significa que está en la posición correcta y el protagonismo pasa al siguiente. Este algoritmo no es más caótico que los otros, pero el baile gitano elegido para representarlo si es bien desordenado:



Faltaron los dos algoritmos más eficientes para conjuntos grantes: el Quick Sort, que usa un pivote para subdividir el conjunto y ordenar en paralelo, y el Merge Sort de John Von Neumann, que también divide para hacer subrutinas de ordenamiento en paralelo. Confiamos en que los lectores lo intentarán en su próximo cumpleaños.

Tomado de:

Fayer Wayer
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