Por causas aún poco conocidas, un desequilibrio en la composición biliar provoca la aparición de cálculos, granos microscópicos que crecen hasta formar una especie de arenilla y, en el peor de los casos, se convierten en piedras que ocupan toda la vesícula. Están hechos de colesterol o, más raramente, de sales cálcicas de pigmentos biliares. Los cálculos obstruyen los conductos biliares.
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Muy Interesante