Los cirujanos están advirtiendo sobre los riesgos de la intervención quirúrgica que agranda los glúteos hecha por no profesionales, tras la muerte de una mujer de 20 años que recibió inyecciones de silicona. Pero ¿qué está haciendo que tantas mujeres quieran tener nalgas abultadas?
Para algunas personas, la filosofía no es otra que entre más grande, mejor.
Pero trágicamente, para Claudia Aderotimi, el deseo por un trasero más curvilíneo la llevó a la muerte.
La estudiante, que vivía en el norte de Londres, viajó a Filadelfia para someter sus glúteos a inyecciones de silicona, pero murió tras sufrir dolores en el pecho y problemas respiratorios desencadenados por la operación.
Los policias que investigan su muerte creen que la joven contactó, antes de viajar a Estados Unidos, a quien le suministraría el servicio a través de internet y por medio de llamadas y mensajes de texto.
Aunque la inyección de silicona líquida para fines cosméticos está prohibida en Estados Unidos, existe un floreciente mercado negro que comercializa con la sustancia.
Para muchos, los riesgos que implican las inyecciones bien valen la pena. Todo con tal de tener unos glúteos atractivos.
En varios sitios de internet, cibernautas comparten sus experiencias sin tapujos.
"Quiero tener uno de esos traseros grandes que hacen voltear las miradas y que los hacen babear. Estoy bromeando, sólo quiero tener lo suficiente para llenar mis jeans", se puede leer en uno de los mensajes.
"Me han inyectado antes. Me inyecto cada seis meses. Es la primera cosa que enloquece a los hombres", escribió otra chica, quien dice ser una bailarina.
Lea el artículo completo en: