A estas personas se les conoce como tóxicas,
pues su comportamiento sólo busca la dispersión del grupo y aunque en
alguna oportunidad nos habremos cruzado con ellas, lo mejor es mantener
cierta distancia para no cargarnos de su negatividad.
El psicólogo Gustavo Giorgi escribió un artículo en Entrepreneur en el que identificó diez tipos de personas más odiosas en el trabajo y aconseja no actuar como uno de ellos.
Este tipo de personas llevan sus problemas al trabajo y cuando llegan usan a sus compañeros como sus terapeutas para que escuchen sus decepciones
amorosas, traición de algún amigo o problemas familiares. Si uno le
aconseja ir con un especialista, responderá que no necesita ni cree en
los psicólogos.
Es el que tras escucharlo decir algo novedoso y que puede dar muy buenos resultados, hace pasar esas ideas como suyas
para que su jefe lo felicite y obtenga reconocimiento. Lo peor es que
cuando le reclama por su actitud, le dirá que jamás supo que también
usted tenía pensado lo mismo.
Es el colaborador que se “toma a pecho” todo lo que le diga,
así sea de forma general, pues siempre piensa que cualquier comentario
negativo va dirigido a él y buscará, e incluso obligará, a que le dé
explicaciones.
Este colaborador busca que sus inquietudes o algo que no haya conseguido sean vistos como un malestar generalizado,
tomando la palabra en nombre del grupo. Por ejemplo, comenta el
especialista, cuando este individuo dice que en la empresa no hay
oportunidades para crecer, luego de no haber conseguido un ascenso.
Es aquel que siempre para quejándose de todo
y que jamás se hace responsable de sus actos porque para él el resto es
el culpable de lo mal que van las cosas. Debido a que constantemente se
queja, lo hace como un hábito, generando un mal clima laboral.