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29 de mayo de 2016

Descubren una molécula que juega un papel clave en la formación del ADN en regiones donde se forman estrellas

Allí donde se forman las estrellas, también se encuentran las semillas fundamentales para la vida. Un grupo internacional de científicos del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA, España), el Osservatorio Astrofisico di Arcetri (OAA, INAF, Italia) y el Max Planck Institute for Extraterrestrial Physics (MPE, Alemania) ha detectado por primera vez la molécula prebiótica PO, que juega un papel clave en la formación de la estructura de doble hélice del ADN. La han localizado en regiones interestelares a 24.000 años luz de la Tierra y el hallazgo acaba de publicarse en la revista The Astrophysical Journal.

El fósforo (símbolo, P) es un elemento químico clave para el desarrollo de la vida. Está presente en compuestos químicos como los fosfolípidos y los fosfatos, esenciales en la estructura y en la transferencia de energía en el seno de las células. Cuando el fósforo se une al oxígeno (O) se forma un enlace P-O -de ahí el nombre de la molécula- que forma parte del esqueleto del ADN. PO ya se había observado en estrellas viejas, pero ésta es la primera vez que se detecta en el polvo interestelar, en las regiones denominadas W51 e1/e2 y W3. La razón es que "la cantidad de fósforo en fase gaseosa es pequeña, en comparación con otros elementos como el carbono o el oxígeno y, además, tiene tendencia a introducirse entre los granos de polvo", explica a EL MUNDO Jesús Martín-Pintado, investigador del Centro de Astrobiología.

Detalle de la región de formación estelar donde se ha detectado la molécula PO y cómo ésta forma parte de la doble hélice de ADN (a la derecha) Víctor M. Rivilla / Adam Ginsburg / Richard Wheeler

La observación en el espacio de las moléculas que pudieron originar el nacimiento de la vida ha sido posible gracias a la nueva generación de telescopios. "Cada molécula, en función de la velocidad a la que gire, tiene una energía distinta de modo que, cuando este giro cambia, emite una radiación característica. Lo que hemos hecho ha sido identificar esa huella dactilar de estas moléculas", comenta Martín-Pintado. La búsqueda se llevó a cabo con el radiotelescopio de 30 metros de diámetro situado en Pico Veleta (Granada, España), que pertenece al Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM).

El artículo completo en:

El Mundo Ciencia
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