El desagüe de un lavabo es, desde el punto de vista de la física, un proceso complejo.
Aunque esta idea parece bastante popular, el hemisferio en el que se encuentre el lavabo no determina unívocamente el sentido en el cual girará el agua al vaciarlo. Un mismo lavabo o lavabos diferentes en un mismo lugar pueden originar sentidos diferentes de rotación del agua.
A pesar de este decepcionante comienzo, la pregunta es interesante y pone de manifiesto que el desagüe de un lavabo es, desde el punto de vista de la física, complejo.
Intervienen diferentes factores, y el balance entre ellos determina el
resultado final. No resulta difícil imaginarse algunos: forma de la pila
y rigurosidad de su superficie, presión del agua en el grifo y la
situación de ésta, la forma del orificio de desagüe, el estado de reposo
del agua antes de abrir el tapón…
Pero, ¿y el hemisferio terrestre? ¿tiene alguna influencia? A primera vista parece incluso sorprendente el planteárselo. Pero…
Hablar del sentido del giro del agua equivale en términos
más científicos a preguntarse por su trayectoria. Es un problema de
dinámica. Y ésta enseña que para describir un movimiento referido a un
sistema en rotación hay que añadir la fuerza centrífuga y la llamada fuerza de Coriolis. Como la Tierra gira, esto se debe aplicar en principio al movimiento de cualquier objeto sobre ella.
Eso es inapelable. Otra cuestión es si la magnitud de esas
fuerzas es suficiente para producir efectos observables. Limitándonos a
la fuerza de Coriolis debemos mencionar dos peculiaridades: actúa en sentidos contrarios en ambos hemisferios,
y su intensidad depende de la latitud siendo proporcional a la
velocidad de rotación de la tierra sobre su eje y la velocidad del
objeto que se mueve.
En el caso que nos ocupa, la Tierra gira muy lentamente
(una vez cada 24 horas aproximadamente), y el resto de parámetros hacen
que la fuerza de la Coriolis en lavabos convencionales sea absolutamente imperceptible frente
a otros factores que intervienen. Esto justifica el comentario negativo
inicial. No está de más, sin embargo, indicar que para fenómenos que se
producen a mayor escala espacial y/o temporal la fuerza de Coriolis
puede llegar a ser la dominante. Por ejemplo, en movimientos de grandes
masas de aire o de agua. O cuando el efecto se acumula en el tiempo,
como en el caso del péndulo de Foucault.
Si se acepta la broma, quizá una respuesta más
condescendiente a la pregunta «¿gira el agua del lavabo en sentidos
opuestos en el hemisferio norte y en el sur?» podría ser... «depende de
las dimensiones del lavabo».
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