Investigadores de la Universidad St Andrews (Reino Unido) han demostrado que las interacciones sociales no sexuales entre hombres y mujeres hacen que la temperatura de la cara de las mujeres aumente considerablemente. Para llegar a esta conclusión, los científicos emplearon imágenes térmicas para registrar la temperatura
de la piel en los brazos, las palmas de la mano, la cara y el pecho de
los interlocutores. Y detectaron que en las interacciones entre ambos
sexos había una respuesta fisiológica al contacto social mucho más intensa de lo que imaginaban,
ya que la temperatura facial en las mujeres aumentaba un grado
centígrado, a pesar de que no existía sensación de rubor por parte de
los participantes. Sin embargo, en interacciones similares entre dos
mujeres no se producía ningún cambio de temperatura, según desvelan los
autores en el último número de la revista Biology Letters.
Los investigadores tratarán ahora de determinar si esta respuesta
fisiológica es detectada por los demás y si afecta de algún modo a las
interacciones sociales. "Estamos explorando la relación entre
variaciones en la temperatura de la piel y el color de la piel, que
debería ser ligeramente más roja al aumentar el flujo de sangre",
explica Carmen Lefevre, coautora del estudio, que sospecha que esos
cambios podrían ser detectados inconscientemente en la conversación y afectar a la percepción del atractivo físico, cumpliendo así una función biológica.
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