Rastro dejado por hielo derretido en una roca lunar traída por la misión Apolo 17. | Science
Desde hace más de 40 años ningún hombre ha vuelto a la Luna. Sin
embargo, las muestras que trajeron a la Tierra los astronautas de las
misiones Apolo siguen manteniendo ocupados a los científicos. Y su
análisis sigue revelando importante información sobre la composición de nuestro satélite,
como muestra un nuevo estudio publicado esta semana en la revista
'Science' sobre el origen del agua que hay en su superficie. Según
sostiene un equipo de investigadores liderados por Alberto Saal, de la
Universidad de Brown, posiblemente tuvo el mismo origen que el agua de
la Tierra.
Para llegar a esa conclusión analizaron muestras de vídrio volcánico presente en rocas traídas durante las misiones Apolo 15 y 17, que se llevaron a cabo en 1971 y 1972 respectivamente. Este material contenía pequeñas trazas de una especie de cristales denominados inclusiones fundidas, en las que quedan registrados los procesos magmáticos que tuvieron lugar en el pasado en la Luna. La proporción de isótopos de hidrógeno que contenía este magma lunar es similar al que han encontrado en la Tierra, según los autores de esta investigación. De hecho, sostienen que la composición isotópica del agua que se encuentra en el magma de la Luna no se puede distinguir del agua de las condritas carbonáceas con las que compararon el material traído de nuestro satélite.
Durante mucho tiempo los científicos han sospechado que condritas carbonáceas como éstas, entre las que están los meteoritos más antiguos de los que figuran en los registros, fueron las que por primera vez trajeron agua a nuestro Sistema Solar. Según esta teoría, parte del agua que hay en la Tierra se originó cuando estas condritas impactaron contra nuestro planeta. Los científicos creen que el agua de nuestro planeta tuvo su origen al mismo tiempo que se formó la Luna.
Por ello, este experto en meteoritos y geología planetaria considera "muy interesante" las conclusiones de este estudio, pues "gracias a la geoquímica isotópica del hidrógeno se puede establecer, casi de manera inequívoca, la relación entre planetesimales condríticos, la Tierra y la Luna, a través del posible origen común del agua. Este estudio también subraya la importancia, cada vez mayor, de las caracterizaciones astromineralógicas en las investigaciones sobre planetología comparada, en este caso la investigación de inclusiones fundidas atrapadas en cristales de olivino", añade.
Los científicos creen que la Luna se formó tras una gigantesca colisión entre una proto-Tierra y otro planeta. Aunque durante mucho tiempo se creyó que este choque provocó que la Luna se quedara sin hidrógeno, recientes análisis de vidrios volcánicos y otras muestras lunares han demostrado que el interior de nuestro satélite no carece de agua, como se creía durante muchos años. "Al principio se pensaba que la cantidad de agua en la Luna era mucho menor. Los primeros estudios serios sobre cuantificación de agua en la Luna son los realizados sobre las muestraós lunares a principios de los 70", recuerda Martínez Frías.
Según enumera el científico, las investigaciones sobre la presencia de agua en nuestro satélite han seguido principalmente tres líneas de investigación: "El agua primigenia atrapada en nuestro satélite; el agua que pudiera quedar en los cráteres depositada de manera alóctona a partir de fuentes cometarias y, recientemente, el agua que se podría formar en la propia Luna, incluso en la actualidad, por la posible interacción del viento solar con los minerales del regolito (principalmente óxidos y silicatos)".
De momento, la NASA no tiene previsto regresar a nuestro satélite, pues Marte sigue siendo en la actualidad su principal objetivo, según reiteró esta semana el director de la agencia espacial estadounidense, Charles Bolden, durante una conferencia en la Universidad George Washington. Según Bolden, que afirmó que esperan poder enviar una misión tripulada al Planeta Rojo en la década de los 30, "el interés por enviar humanos a Marte jamás ha sido mayor". Todo parece indicar que la próxima bandera que ondee en la Luna será la de China, pues el gigante asiatico sí tiene planes para enviar a sus astronautas en pocos años.
Por lo que respecta a las zonas o a los tipos de muestras que podrían resultar más interesantes para los científicos, Martínez-Frías opina que "una nueva misión ayudaría a validar los tres tipos de agua mencionados, con la realización y posterior análisis de sondeos regolíticos, muestreos detallados en el interior de los cráteres y simulaciones de laboratorio del bombardeo solar, utilizando directamente las nuevas muestras lunares", concluye.
Fuente:
El Mundo Ciencia
Para llegar a esa conclusión analizaron muestras de vídrio volcánico presente en rocas traídas durante las misiones Apolo 15 y 17, que se llevaron a cabo en 1971 y 1972 respectivamente. Este material contenía pequeñas trazas de una especie de cristales denominados inclusiones fundidas, en las que quedan registrados los procesos magmáticos que tuvieron lugar en el pasado en la Luna. La proporción de isótopos de hidrógeno que contenía este magma lunar es similar al que han encontrado en la Tierra, según los autores de esta investigación. De hecho, sostienen que la composición isotópica del agua que se encuentra en el magma de la Luna no se puede distinguir del agua de las condritas carbonáceas con las que compararon el material traído de nuestro satélite.
Durante mucho tiempo los científicos han sospechado que condritas carbonáceas como éstas, entre las que están los meteoritos más antiguos de los que figuran en los registros, fueron las que por primera vez trajeron agua a nuestro Sistema Solar. Según esta teoría, parte del agua que hay en la Tierra se originó cuando estas condritas impactaron contra nuestro planeta. Los científicos creen que el agua de nuestro planeta tuvo su origen al mismo tiempo que se formó la Luna.
Nunca se había demostrado experimentalmente
Jesús Martínez-Frías, jefe del Departamento de Planetología y Habitabilidad del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), explica que hasta ahora "se asumía la existencia de una relación genética, gracias al estudio comparado de los meteoritos condríticos, de las lunaitas (meteoritos lunares) y de las muestras traídas durante las misiones Apolo, pero hasta el momento no se había demostrado experimentalmente, ni se había precisado dicha cuantificación".Por ello, este experto en meteoritos y geología planetaria considera "muy interesante" las conclusiones de este estudio, pues "gracias a la geoquímica isotópica del hidrógeno se puede establecer, casi de manera inequívoca, la relación entre planetesimales condríticos, la Tierra y la Luna, a través del posible origen común del agua. Este estudio también subraya la importancia, cada vez mayor, de las caracterizaciones astromineralógicas en las investigaciones sobre planetología comparada, en este caso la investigación de inclusiones fundidas atrapadas en cristales de olivino", añade.
Los científicos creen que la Luna se formó tras una gigantesca colisión entre una proto-Tierra y otro planeta. Aunque durante mucho tiempo se creyó que este choque provocó que la Luna se quedara sin hidrógeno, recientes análisis de vidrios volcánicos y otras muestras lunares han demostrado que el interior de nuestro satélite no carece de agua, como se creía durante muchos años. "Al principio se pensaba que la cantidad de agua en la Luna era mucho menor. Los primeros estudios serios sobre cuantificación de agua en la Luna son los realizados sobre las muestraós lunares a principios de los 70", recuerda Martínez Frías.
Según enumera el científico, las investigaciones sobre la presencia de agua en nuestro satélite han seguido principalmente tres líneas de investigación: "El agua primigenia atrapada en nuestro satélite; el agua que pudiera quedar en los cráteres depositada de manera alóctona a partir de fuentes cometarias y, recientemente, el agua que se podría formar en la propia Luna, incluso en la actualidad, por la posible interacción del viento solar con los minerales del regolito (principalmente óxidos y silicatos)".
Marte sigue siendo la prioridad de la NASA
Una nueva misión tripulada a la Luna permitiría recoger más muestras que ayudaran a esclarecer las numerosas incógnitas que hay sobre el origen y evolución de la Luna y, por tanto, de nuestro planeta.De momento, la NASA no tiene previsto regresar a nuestro satélite, pues Marte sigue siendo en la actualidad su principal objetivo, según reiteró esta semana el director de la agencia espacial estadounidense, Charles Bolden, durante una conferencia en la Universidad George Washington. Según Bolden, que afirmó que esperan poder enviar una misión tripulada al Planeta Rojo en la década de los 30, "el interés por enviar humanos a Marte jamás ha sido mayor". Todo parece indicar que la próxima bandera que ondee en la Luna será la de China, pues el gigante asiatico sí tiene planes para enviar a sus astronautas en pocos años.
Por lo que respecta a las zonas o a los tipos de muestras que podrían resultar más interesantes para los científicos, Martínez-Frías opina que "una nueva misión ayudaría a validar los tres tipos de agua mencionados, con la realización y posterior análisis de sondeos regolíticos, muestreos detallados en el interior de los cráteres y simulaciones de laboratorio del bombardeo solar, utilizando directamente las nuevas muestras lunares", concluye.
Fuente:
El Mundo Ciencia