Desde
tiempos remotos se cree que la vida en nuestro planeta está, en todas
sus expresiones, secretamente conectada, una idea que históricamente ha
oscilado entre la religión y la ciencia, la especulación metafísica del
mundo y la experimentación fáctica y objetiva.
Recientemente Robert Krulwich, en el
sitio de la Radio Pública de Estados Unidos (NPR), reseñó una
interesante fórmula matemática que hace eco de esta creencia, pues
asegura que con ella es posible calcular cuánto vivirá todo ser en
nuestro planeta, desde una célula hasta incluso “organismos” más
complejos como una sociedad o un sistema económico.
La ecuación es obra del físico Geoffrey
West, reconocido científico que fue presidente del Santa Fe Institute,
un centro académico independiente especializado en la investigación
teórica de varias disciplinas, física, biología, computaciones y
sistemas sociales.
“Puedes ponerlo en matemáticas”, dice
West refiriéndose a la “extraordinaria regularidad” de los patrones de
vida y muerte que siguen plantas, animales y demás seres vivos de
nuestro planeta.
En este sentido el deceso es un asunto
relacionado estrechamente con las dimensiones físicas del individuo: la
vida es corta para los organismos pequeños y larga para los de gran
tamaño, una correspondencia que también se traduce en una constante,
gracias a la cual es posible pronosticar con notable precisión por
cuánto tiempo se extenderá. Explica Krulwich:
La fórmula es un
ejercicio simple de cuatro fuerzas [a simple quarter-power exercise]:
tomas la masa de una planta o un animal y su razón metabólica es igual a
su masa menos tres cuartos de su energía.
“Esta regla parece gobernar toda la vida”, dice Krulwich. West, por su parte, ofrece más detalles:
[…] si graficas, por
ejemplo, poniendo la razón metabólica en el eje de las Y y el tamaño en
el eje de las X, debido a la extraordinaria diversidad y complejidad
del sistema y la contingencia histórica, esperarías que todos los puntos
sobre el mapa representan, claro, la historia y la geografía y así
sucesivamente.
Bueno, pues la
verdad es que te encuentras con lo opuesto. Llegas a una curva simple y
esa curva tiene una fórmula matemática muy simple. Proviene de una ley
simple de energía. De hecho, la ley de la energía no solo es
matemáticamente simple en sí misma, sino que tiene un exponente que es
extraordinariamente simple. El exponen es muy cercano al número 3/4.
Primero que nada,
eso fue sorprendente por sí solo, que ves al graficar. Pero más
importante es que la escala se manifiesta en toda la vida desde los
ecosistemas hasta, hacia abajo, en las células. Así que esta ley es
verdaderamente notable. Va de lo intracelular a los ecosistemas en casi
30 órdenes de magnitud. Son el mismo fenómeno.
Más todavía, si
buscas por cualquier variable fisiológica, como el promedio con que el
oxígeno se difunde en los pulmones, la extensión de la aorta, cualquier
cosa que tenga que ver con la fisiología de cualquier organismo, o si
miras hacia cualquier evento de la historia vital como cuánto vivirás,
cuánto vive un organismo, cuánto tarda en madurar, cuál es su razón de
crecimiento, etc. y te preguntas cómo graficarlo, la escala es muy
similar.
Eso es: se escala
como una ley de energía simple. Lo extraordinario de esto es que la ley
de energía tiene un exponente, que siempre es un múltiplo simple de un
1/4. Lo que tú determinas tan solo de los datos es que hay un número
extraordinariamente simple, 4, que parece dominar toda la biología a
través de todos los grupos taxonómicos desde lo microscópico hasta lo
macroscópico.
La idea de este cálculo es que ofrece
una estimación de cuándo se supone que un ser vivo tendría que morir,
una fórmula para conocer su esperanza de vida con precisión absoluta.
Como bien anota Jesus Diaz en Gizmodo,
se trata de una “extraordinaria perspectiva del mundo, la idea de que
hay algo invisible que nos gobierna a todos, un sistema matemático que
cronometra la vida biológica en todas sus escalas”.
Que es, justamente, lo que muchas
escuelas de pensamiento, corrientes espirituales y místicas, e incluso
la mera intuición ha sostenido desde hace siglos.
Con información de NPR y GizmodoTomado de:
Pijama Surf