Me encanta, y no tanto porque las preguntas de sus lectores sean más o menos interesantes (algunas son auténticos truños) sino por la mala leche “cachonda” que gasta el periodista que gestiona la columna, Cecile Adams, una especie de gemelo-en-sarcasmo del Gran Wyoming aunque made in USA.
A Adams, y a los redactores que le echan un cable, les encanta instruir, eso es cierto, pero creo que lo que más les gusta de todo es descojonarse abiertamente de sus lectores, a quienes en cambio ¡oh ironía! tal despliegue de crueldad inteligente parece encantarles. En el fondo ese sería el sueño de cualquier político. Imaginad a Rajoy llamando imbéciles a sus votantes día tras día y en cambio recibiendo mayorías absolutas… oh wait!
En fin, vayamos al tema. Uno de los últimos post leídos en Straightdope tenía que ver con el sueño de un flipado de la Sci-Fi de Pennsylvania, que le preguntaba a Karen (ayudante de Adams) si habría alguna forma de crear un campo de fuerza al estilo del que aparece en Independence Day, protegiendo la nave alienígena que los buenos tienen retenida en el Area 51. (Pedazo de guiño magufo que vamos a obviar).
Bien, la respuesta de Karen, a juzgar por las carcajadas que me provocó, es de las mejores de las que le he leído. Tras comenzar haciendo un repaso por las tres fuerzas que no le encajan para tal tarea: nuclear fuerte, nuclear debil, y gravedad, se centra en el electromagnetismo. Su último párrafo es simplemente brutal, y os lo traduzco:
[Tras despreciar las otras tres fuerzas] “Eso nos deja con el electromagnetismo. El problema es que las fuerzas electromagnéticas funcionan solo sobre objetos cargados, y la mayoría de los humanos y los alienígenas son eléctricamente neutros. Por ejemplo, nos movemos de aquí para allá dentro del campo magnético de la Tierra sin problemas.
Sin embargo, a distancias lo suficientemente pequeñas – distancias atómicas – nuestra carga neutra se ordena en un núcleo cargado positivamente rodeado de nubes de electrones cargadas negativamente. De modo que en la mismísima superficie, nuestro cuerpo está ligeramente cargado de forma negativa, lo cual nos da un punto de inicio.
Pero espera, aún mejor, nosotros estamos compuestos de átomos, y los electrones del mismo estado cuántico no pueden ocupar el mismo espacio debido al principio de exclusión de Pauli. ¿Ves a dónde nos conduce todo esto?
Si pudiésemos, digamos, crear una lámina inmovil de electrones en estados cuánticos similares aproximadamente a los de nuestros propios electrones, entonces no podríamos atravesarla porque los electrones de nuestros átomos se verían tanto repelidos eléctricamente por la carga, como impedidos a ocupar el mismo espacio por causa de Pauli. Esta especie de campo de fuerza mantendría a buen recaudo a los criminales de Star Trek.
La mejor manera de crear una lámina inmovil de electrones es construir una pared. Los electrones de su superficie generarían un campo eléctrico de corta distancia que repelería (a distancias atómicas) otras clases de materia. ¡Ta chán… un campo de fuerza!
¡Ah! Que tenía que ser invisible… prueba con plexiglás.
– KarenFuente:
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