Los libros son un tema frecuente en mis reuniones familiares.
Nos recomendamos lecturas, alabamos los libros que tenemos en un
pedestal y nos entregamos a conversaciones recurrentes. Una de esas
conversaciones es lo que me anima a escribir hoy: la discusión de si los
libros han tendido a ser más largos con el pasar de los años.
La observación de partida, creo recordar que original de mi padre, es que los libros son más extensos de lo que solían. Especulamos con varias causas que expliquen la inflación de páginas, pero nuestro candidata favorita es una: el invento del procesador de texto. Nuestra hipótesis es que con la llegada del procesador de texto, escribir libros largos —revisarlos, releerlos y editarlos— fue de golpe mucho más sencillo.
De vez en cuando he tratado de localizar datos sobre este tema, pero nunca tuve éxito. Ahora, por fin, he conseguido los datos necesarios para matar nuestra curiosidad. Por muy trivial que sea un asunto —y éste lo es bastante—, a mi siempre me fascinan estas series largas.
Nota: he procesado 1000 libros, eliminando repetidos y usando la fecha de su primera publicación (información difícil de encontrar). Incluyo medias móviles (±2 y ±4 años) para filtrar ruido, y sugiero cautela con datos previos a 1930 porque la muestra ahí es pequeña. Los datos los he tomado de LibraryThing, una red social de libros excelente, que además recopila y ofrece un montón de datos variados, desde ediciones a apariciones de personajes o lugares.
# Se observa una explosión de la extensión de los libros a partir de los años setenta: desde 1970 y hasta hoy los libros se han engordado 100 páginas, una tercera parte, pasando de 270 a 370 páginas de media. (En textos ingleses, que son alrededor de un 20% menos voluminosos que el español.)
# La correlación temporal con el advenimiento del procesador de texto es evidente; además de razonable. A partir de 1970 los libros tienden a ser más largos, el ‘engorde’ fue especialmente intenso durante los ochenta y adelante, aunque tiende a apagarse a partir de 1995. Esto coincide con los hitos de la historia del procesador de texto. Por supuesto, la correlación no es concluyente, pero informativa: la evidencia apoya nuestra tesis de que la popularización del procesador de textos quizás produjo una inflación en el número de páginas de los libros.
# El gráfico deja otras cuestiones abiertas: ¿las tendencias que se observan hasta 1960 son significativas? No está claro si hay efectos causados por las Guerras Mundiales o si la alfabetización tuvo consecuencias. Tampoco son evidentes los efectos de la máquina de escribir ni la aparición de alternativas de ocio. Hará falta una muestra mayor para sacar conclusiones, pero tengo otros 1000 libros anteriores a 1950 para indagar.
# Además me pregunto que ocurrirá con la novela y su extensión en la próxima década. Internet no parece haber tenido aún influencia, pero entiendo que la tendrá. Mi curiosidad, sobre todo, está en saber que pasará con los hábitos del lector: me pregunto si vamos a demandar textos breves, como son frecuentes en internet, si la novela mantendrá su formato, o si volverá la ficción por fascículos. Al mismo tiempo veremos que cambios provoca el libro electrónico al independizar el contenido de la tiranía del peso y el volumen.
Porque, en esencia, lo que observamos es que el libro apenas cambió en los últimos cien años: sigue siendo un texto escrito de unas 300 páginas. Esto sorprende porque en ese mismo periodo se han vivido verdaderas transformaciones: se generalizó la luz eléctrica, la alfabetización se hizo universal, el tiempo de ocio se multiplicó y surgieron alternativas a la lectura, como la radio, la televisión e internet. Sin embargo, el libro mantuvo su formato casi imperturbable durante todo el siglo XX.
Fuente:
Politikon
La observación de partida, creo recordar que original de mi padre, es que los libros son más extensos de lo que solían. Especulamos con varias causas que expliquen la inflación de páginas, pero nuestro candidata favorita es una: el invento del procesador de texto. Nuestra hipótesis es que con la llegada del procesador de texto, escribir libros largos —revisarlos, releerlos y editarlos— fue de golpe mucho más sencillo.
De vez en cuando he tratado de localizar datos sobre este tema, pero nunca tuve éxito. Ahora, por fin, he conseguido los datos necesarios para matar nuestra curiosidad. Por muy trivial que sea un asunto —y éste lo es bastante—, a mi siempre me fascinan estas series largas.
Nota: he procesado 1000 libros, eliminando repetidos y usando la fecha de su primera publicación (información difícil de encontrar). Incluyo medias móviles (±2 y ±4 años) para filtrar ruido, y sugiero cautela con datos previos a 1930 porque la muestra ahí es pequeña. Los datos los he tomado de LibraryThing, una red social de libros excelente, que además recopila y ofrece un montón de datos variados, desde ediciones a apariciones de personajes o lugares.
# Se observa una explosión de la extensión de los libros a partir de los años setenta: desde 1970 y hasta hoy los libros se han engordado 100 páginas, una tercera parte, pasando de 270 a 370 páginas de media. (En textos ingleses, que son alrededor de un 20% menos voluminosos que el español.)
# La correlación temporal con el advenimiento del procesador de texto es evidente; además de razonable. A partir de 1970 los libros tienden a ser más largos, el ‘engorde’ fue especialmente intenso durante los ochenta y adelante, aunque tiende a apagarse a partir de 1995. Esto coincide con los hitos de la historia del procesador de texto. Por supuesto, la correlación no es concluyente, pero informativa: la evidencia apoya nuestra tesis de que la popularización del procesador de textos quizás produjo una inflación en el número de páginas de los libros.
# El gráfico deja otras cuestiones abiertas: ¿las tendencias que se observan hasta 1960 son significativas? No está claro si hay efectos causados por las Guerras Mundiales o si la alfabetización tuvo consecuencias. Tampoco son evidentes los efectos de la máquina de escribir ni la aparición de alternativas de ocio. Hará falta una muestra mayor para sacar conclusiones, pero tengo otros 1000 libros anteriores a 1950 para indagar.
# Además me pregunto que ocurrirá con la novela y su extensión en la próxima década. Internet no parece haber tenido aún influencia, pero entiendo que la tendrá. Mi curiosidad, sobre todo, está en saber que pasará con los hábitos del lector: me pregunto si vamos a demandar textos breves, como son frecuentes en internet, si la novela mantendrá su formato, o si volverá la ficción por fascículos. Al mismo tiempo veremos que cambios provoca el libro electrónico al independizar el contenido de la tiranía del peso y el volumen.
Porque, en esencia, lo que observamos es que el libro apenas cambió en los últimos cien años: sigue siendo un texto escrito de unas 300 páginas. Esto sorprende porque en ese mismo periodo se han vivido verdaderas transformaciones: se generalizó la luz eléctrica, la alfabetización se hizo universal, el tiempo de ocio se multiplicó y surgieron alternativas a la lectura, como la radio, la televisión e internet. Sin embargo, el libro mantuvo su formato casi imperturbable durante todo el siglo XX.
Fuente:
Politikon