Para
millones de personas, el árbol de Navidad es un espectáculo de
felicidad. Para los científicos que descifran los códigos genéticos de
plantas y animales, es un monstruo.
Estamos hablando de la conífera, el
término común para los árboles en forma de pino como píceas, abetos,
pinos, cipreses y cedros. Además de su popularidad navideña, tienen gran
importancia en la industria maderera y en la salud de los ecosistemas
forestales.
El grupo de investigación de
Biotecnología Agroforestal trabaja en la identificación de genes
involucrados en la capacidad de propagación vegetativa de pino con el
objetivo de mejorar la multiplicación de individuos seleccionados por
sus características productivas o adaptativas. Esto permite la
producción de árboles superiores en plantaciones para asegurar una
producción y explotación sostenible de los recursos forestales como
fuente de materias primas y energía. También permite la conservación de
ejemplares únicos.
A los científicos les encantaría
identificar los miles de millones de bloques que conforman el ADN de una
conífera; es decir, secuenciar su genoma. Este tipo de análisis es una
herramienta estándar de la biología y hacerlo con las coníferas podría
revelar secretos genéticos útiles para la ciencia básica, el cultivo y
el manejo forestal.
Pero el genoma de las coníferas es
desalentadoramente enorme. Y como si fuera un regalo muy costoso, esto
lo había dejado fuera del alcance. Ahora, mientras se acerca Navidad,
parece que podría terminar el papel de la coníferas como el Grinch de la
genética.
En meses recientes, científicos de
Estados Unidos y Canadá han dado a conocer descripciones preliminares y
dispersas del genoma conífero. Y un equipo sueco planea pronto hacer lo
mismo con la pícea de Noruega. ``Hasta hace algunos años la idea de
secuenciar una conífera parecía imposible'', dijo John MacKay, de la
Universidad Laval en Quebec, Canadá, y quien dirige un proyecto
canadiense para la pícea blanca. Pero las nuevas tecnologías han
cambiado eso, indica.
¿De qué tamaño es el genoma de una
conífera? El árbol de 24 metros (80 pies) del Rockefeller Center de
Nueva York es una pícea de Noruega. Su genoma es seis veces más grande
que el de cualquiera que esté patinando debajo de ella. Los genomas de
otras coníferas son todavía más grandes.
Los intereses que confluyen en este tipo
de investigación son: económicos, medioambientales y sociales. Los
árboles son componentes esenciales del medio natural y juegan un papel
crucial en el equilibrio global de los ecosistemas. Los árboles, además,
proporcionan materias primas a industrias transformadoras. Las
coníferas constituyen uno de los grupos vegetales evolutivamente más
antiguos, y más longevos, que ocupan un gran número de ecosistemas donde
son clave como reguladores del ciclo del carbono, cambio climático,
control de la erosión y mantenimiento de la biodiversidad. Además, son
una fuente importante de madera, papel y productos forestales de alto
rendimiento, de biocombustibles o de producción térmica y energética
producida a partir de la biomasa forestal. El impacto económico de las
coníferas se basa en la generación y utilización de plantaciones, y por
tanto, en la multiplicación y producción de árboles seleccionados con
características deseables.
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