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11 de septiembre de 2012

La eólica podría satisfacer la mitad de la demanda mundial de energía en 2030

Un parque eólico al sur de Australia, sin relación con este estudio. | EL MUNDO

Con los precios de los combustibles en alza y en pleno debate sobre el modelo energético mundial, un equipo de investigadores estadounidenses sostiene que la eólica sería capaz de satisfacer más de la mitad de la demanda mundial de energía en las próximas décadas.

En un estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), Mark Jacobson, de la Universidad de Stanford, y Cristina Archer, de la Universidad de Delaware, desarrollan un modelo teórico en tres dimensiones de la atmósfera para calcular la cantidad de energía eólica que podría generarse en 2030 si los gobiernos apostaran por ella. Según sostienen, esta fuente renovable podría llegar a satisfacer buena parte de las demandas mundiales de energía para ese año sin producir un impacto ambiental significativo.

Según sus cálculos, aunque existe un límite en la cantidad de energía que puede generarse a partir del viento, su potencial supera con creces las necesidades de consumo. Y es que, aunque la cantidad de energía que se obtiene aumenta proporcionalmente al número de turbinas instaladas, llega un momento en el que la producción se satura. Aunque se instalen más turbinas, no aumenta la cantidad de energía generada.

"De las principales fuentes energéticas que pueden abastecer el planeta, sólo la eólica y la solar pueden hacerlo por sí mismas. La generación de energía a partir del sol no disminuye la fuente disponible. Sin embargo, algunos [investigadores] habían argumentado que generar energía eólica podría afectar la velocidad del viento, de manera que no se pudiera generar suficiente energía para satisfacer las demandas mundiales. Queríamos probar esta hipótesis", explica Mark Jacobson a ELMUNDO.es a través de un correo electrónico.

Según los autores, aunque es cierto que cada turbina reduce la cantidad de energía disponible para otras, estos efectos negativos sólo resultarían significativos si se instalara un gran número de turbinas, muy superior al necesario.

Cuatro millones de turbinas

Hacia 2030, calculan los autores, los humanos necesitarán alrededor de 11,5 teravatios (Tw) de energía (generada por todas las fuentes de manera combinada). Su modelo teórico en tres dimensiones, bautizado como GATOR-GCMON, calcula la cantidad de turbinas que harían falta para abastecer la mitad de las necesidades de la población, es decir, unos 5,75 teravatios.

Para hacer la estimación, exploran varios escenarios con el objetivo de averiguar el potencial de la energía eólica. Según sus cálculos, cuatro millones de turbinas con una altura de 100 metros y una potencia de cinco megavatios generarían 7,5 teravatios de energía, bastante más de la mitad de la demanda mundial.

En la actualidad, sólo hay instaladas algo más de un 1% de estas turbinas. Los autores proponen colocar la mitad de los cuatro millones de unidades en el agua. Los otros dos millones estarían en tierra firme, y ocuparían una extensión equivalente al 1% de la superficie terrestre (la mitad del área ocupada por el estado de Alaska). Los investigadores sugieren instalar los parques eólicos en zonas muy ventosas situadas en distintos lugares del mundo, como el desierto de Gobi, del Sahara o las llanuras de América.

Pero ¿es realista esta estimación teniendo en cuenta que habría que instalar un 99% más de turbinas de las que operan en la actualidad? "No es tan irrealista si la sociedad decide que quiere hacerlo. Durante la II Guerra Mundial se fabricaron en todo el mundo 800.000 aviones en un periodo de 5-6 años, así que fabricar cuatro millones de turbinas 70 años después no entraña dificultades técnicas. En la actualidad se producen entre 70 y 80 millones de coches cada año. Además, lo que necesitaríamos es fabricar esta cantidad de turbinas en 30 años, lo que supondría unas 133.000 cada año", afirma Jacobson.

Impacto ambiental de la energía eólica

Según este investigador, su estudio contradice las conclusiones de otras dos investigaciones anteriores que rebajaban el potencial de la eólica. Según sostenían esos dos 'papers', cada turbina roba energía a otras turbinas, a lo que habría que sumar las consecuencias negativas para el medio ambiente de este tipo de instalaciones, dos factores que contribuirían a que la valoración global de esta fuente renovable no fuera tan positiva.

"Hemos visto que las 'consecuencias dañinas' que enumeran otros, como temperaturas más altas, no se daban, sobre todo, por la disminución del agua evaporada de la superficie debido a las turbinas. Las turbinas eólicas reducen la velocidad del viento, lo que a su vez disminuye la evaporación de agua. Debido a que el vapor de agua es el mayor responsable del efecto invernadero causado de forma natural, reducir esta evaporación necesariamente disminuye el efecto invernadero y las temperaturas globales. Otros estudios sostenían lo contrario, es decir, que las temperaturas aumentarían", recuerda.

Sin embargo, la energía eólica también suscita críticas entre otros sectores. Por un lado, los conservacionistas alertan del impacto ambiental que puede causar en algunas especies animales, en particular en las aves, mientras que al sector turístico le preocupa la alteración del paisaje como consecuencia de la construcción de parques eólicos. La instalación de las turbinas en lugares ventosos y aislados, como los que proponen los autores, evitaría estos inconvenientes.

"No estamos pidiendo que se coloquen turbinas en todas partes. Pero sí hemos demostrado que no hay barreras para obtener la mitad de la energía que necesita la Humanidad o incluso para satisfacer varias veces toda la demanda mundial. Su potencial está ahí si construimos las turbinas necesarias", asegura.

Fuente:

El Mundo Ciencia
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