Aunque hay tratamientos que consiguen en mayor o menor medida
ralentizar –que no detener– el avance de la enfermedad hoy por hoy la enfermedad de Alzheimer no tiene cura.
Los médicos y científicos que lo investigan creen que uno de los
problemas puede estar en que para cuando se manifiestan los síntomas de
la enfermedad en realidad hace años que el cerebro de quienes lo sufren
se está deteriorando.
Para comprobar esta hipótesis la Fundación Pasqual Maragall y La Obra Social La Caixa han puesto en marcha el estudio alfa (Alzheimer y familias).
Tiene como objetivo seleccionar a 400 voluntarios hijos de pacientes a
los que se les haya diagnosticado Alzheimer que estén dispuestos a
someterse cada tres años a una serie de pruebas en los que se medirá
desde su capacidad cognitiva, se les harán análisis de sangre y
resonancias magnéticas, una punción lumbar, etc.
La idea es ver si de los datos que se obtengan de ellos es posible
sacar algún tipo de información que ayude en la detección precoz de la
enfermedad y, quien sabe, quizás sobre qué factores pueden influir en su
desarrollo.
(Vía lainformacion.com).
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