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25 de julio de 2012

Los pastizales más antiguos habrían existido en Chile

La mandíbula fosilizada de la chinchilla más antigua Foto: AMNH/M. Ellis

La mandíbula fosilizada de la chinchilla más antigua, Eoviscaccia frassinettii. Foto: AMNH/M. Ellis

Los primeros pastizales del planeta podrían haber existido en Chile, según un nuevo estudio.

Científicos estadounidenses analizaron los dientes de fósiles de especies prehistóricas de roedores sudamericanos, incluyendo los restos de la chinchilla más antigua conocida, y concluyeron que uno de los posibles alimentos de estos animales fue el pasto.
 Los investigadores se centraron en dos especies descubiertas en lo que es actualmente un valle fluvial en los Andes chilenos. Se estima que los roedores vivieron en el lugar hace 32,5 millones de años. Los ejemplares son los segundos más antiguos hallados en Sudamérica. Un fósil de roedor de 41 millones de años fue encontrado recientemente en Perú, pero las nuevas especies de Chile tienen dientes diferentes.

El análisis de los molares de los fósiles hallados en Chile indica que los roedores vivieron en zonas cubiertas por pastos en esta localidad al menos 15 millones de años antes del surgimiento de pastizales en el resto del planeta.

Dientes que delatan

John Flyn, curador de mamíferos fósiles y decano de la escuela de posgrado Richard Glider en el Museo de Historia Natural de Estados Unidos, ha venido explorando con sus colegas la historia fósil de los Andes chilenos durante 25 años.

Los investigadores han descubierto cientos de restos, incluyendo las nuevas especies, en el valle del Río Tinguiririca, un área cercana a la frontera entre Chile y Argentina. En el pasado se pensaba poco probable que existieran fósiles en el lugar debido a la abundancia de rocas volcánicas.

"El nuevo fósil de chinchilla aporta evidencia de que los antiguos roedores, al igual que otros mamíferos sudamericanos, se adaptaron mediante mecanismos evolutivos a una dieta abrasiva. Esto sucedió antes de que en otros continentes caballos, ovejas y otros grupos de animales lograran adaptaciones similares para masticar pastos duros", señaló Flynn.

Molares

Los roedores son conocidos por sus incisivos, que usan para morder. Pero son los molares los que distinguen a las nuevas especies, especialmente la corona, la parte de los dientes cubierta protegida por un esmalte de larga duración.

Ilustración representando Mesoprocta hypsodus, un roedor que vivió hace 13 millones de años en Bolivia y es pariente de Andemys termasi de Chile Ilustración  V. Simeonovski & D.A. Croft

Ilustración de Mesoprocta hypsodus, que vivió hace 13 millones de años en Bolivia y es pariente de Andemys termasi de Chile. Ilustración V. Simeonovski & D.A. Croft

Mientras los roedores peruanos tienen molares con una corona que se extiende sólo hasta el borde de la encía, uno de los fósiles chilenos tiene coronas que se extienden por debajo de la encía, lo que permite al animal masticar alimentos duros como el pasto.

"Los dientes de la chinchilla de Tinguiririca repiten un patrón hallado visto en muchos herbívoros extintos de Sudamérica, como el Notoungulates. Este patrón es conocido como hipsodontia", explicó Ornella Bertrand, otra de las investigadoras.

Los mamíferos que se alimentan de sustancias abrasivas están sujetos a un rápido desgaste de sus dientes. 

Muchas de estas especies tienen dientes con coronas especialmente altas, o sea, dientes que se extienden más de lo habitual por fuera de la línea de las encías, proporcionando mucho material adicional para el desgaste. Estos dientes, como los de las vacas y ciervos, se denominan hipsodontes. En algunas especies, los dientes hipsodontes continúan creciendo durante toda la vida del animal (por ejemplo, muchas especies de roedores de la subfamilia Arvicolinae, familia Muridae).

La hipsodontia se interpreta generalmente como una adaptación que surgió en respuesta a ecosistemas con pastos. La condición opuesta, o sea dientes de corona baja, como los de los seres humanos, se denomina braquidonte.

Diversificación

La edad de los fósiles y las coronas altas de los ejemplares hallados indica que el valle del Río Tinguiririca fue un área de pastizales antes de que la zona fuera sepultada por la ceniza de erupciones volcánicas.

Valle del Río Tinguiririca Foto: D.A. Croft/Case Western Reserve University

Los fósiles fueron hallados en el valle del Río Tinguiririca. Foto: D.A. Croft/Case Western Reserve University

Las nuevas especies indican que hubo una diversificación explosiva en América del Sur cuando esta región era una isla, antes de la formación del istmo de Panamá hace 3,5 millones de años.

"La isla continente de Sudamérica fue una tierra de oportunidades evolutivas para los ancestros de las chinchillas y otros roedores caviomorfos", señaló otro de los autores del estudio, Darin Croft, de la Universidad Case Western Reserve, en Ohio. "Estos extraordinarios roedores llenaron una sorprendente variedad de nichos ecológicos", agregó el científico.

Los caviomorfos incluyen a muchas especies como el capibará. Se cree que los antepasados de estos animales llegaron a Sudamérica desde África cruzando el Atlántico, que era entonces mucho más angosto, flotando en diversos materiales.

Los nuevos especímenes de Chile tienen los nombres científicos de Andemys termasi y Eoviscaccia frassinettii.

En Andemys termasi, el primer término, indicador del género, significa "roedor de los Andes" y el segundo hace alusión a una localidad conocida como Termas del Flaco.

El nombre Eoviscaccia frassinettii es en honor a Daniel Frassinetti, reconocido científico quien fuera jefe de paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Chile.

El estudio fue publicado en American Museum Novitates, una revista del Museo de Historia Natural de Estados Unidos. 

Fuente:

BBC Ciencia


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