La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y Ban Ki-Moon, en la cumbre de Río+20. | Reuters
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha elogiado el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Río+20), pese a las críticas que ha recibido por parte de los países que lo suscribieron, de grupos ambientalistas, de la sociedad civil, y del propio Ban.
"Nosotros vamos a adoptar el viernes por la tarde el documento final como resultado de las negociaciones aquí. (...) Este es un documento final que contiene grandes paquetes y es muy ambicioso y práctico para el desarrollo sostenible", sostuvo.
Sin embargo, durante la inauguración de la cita, el miércoles, Ban había admitido que le hubiera gustado un texto "más ambicioso" que el conseguido en la madrugada del martes por representantes de 193 países, tras intensas negociaciones y en medio de duras controversias.
"¿Por qué tenemos una cumbre de jefes de Estado? Ellos son los que pueden adoptar una decisión política. (...) Apostamos por los líderes y les pedimos que piensen como ciudadanos del mundo", afirmó, refiriéndose a la posibilidad de que los mandatarios modificaran algunos aspectos del tratado.
Por su parte, grupos ambientalistas internacionales rechazaron el miércoles mediante documentos, marchas y ataques verbales el acuerdo, al que tildaron de "desastroso" e "hipócrita".
"El resultado es nada menos que un desastre", dijo el miembro de Greenpeace, Daniel Mittler. "Los países ricos han creado una nueva definición de hipocresía", agregó, acusándolos de "dar dinero a los bancos", "gastar un billón de dólares en subsidios perjudiciales" para después decir "que no tienen dinero para el desarrollo sostenible".
Mientras tanto, representantes de la sociedad civil invitados a participar en los debates manifestaron "honda decepción" y advirtieron que "El Futuro que Queremos", título de la declaración, "no está en el documento".
Asimismo, autoridades de gobiernos que, se espera, refrendarán el documento, plantearon sus reservas.
El presidente de Francia, François Hollande, dijo estar "un poco decepcionado"; la Unión Europea cuestionó la falta de objetivos específicos en el tratado; y el secretario de Medio Ambiente de México, Juan Rafael Elvira Quesada, dijo que el texto "es un conjunto de declaraciones 'aspiracionales' y no tiene esperanzas de que los presidentes lo modifiquen". "El martillazo ya fue dado en Río", señaló.
A su turno, el presidente de Bolivia, Evo Morales, calificó el concepto de "economía verde" como "un colonialismo de la naturaleza que mercantiliza las fuentes naturales de la vida"; mientras que su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, dijo que sobre el texto: "Si no hay cosas concretas, vinculantes", es "poco el avance".
Ante el bombardeo de críticas, Ban declaró: "Este no es el final de nuestro viaje. Esto es sólo el comienzo de nuestro camino hacia una mayor sostenibilidad. Y me siento feliz y satisfecho con lo que hemos logrado bajo el liderazgo de Brasil y la gente".
Fuente:
El Mundo Ciencia