Agnotología y opinión pública
La agnotología es el estudio de la ignorancia o duda
culturalmente inducida, particularmente en la producción de datos
científicos poco detallados o sesgados. El neologismo lo acuñó
Robert Proctor, un profesor de Stanford especializado en la historia
de la ciencia y la tecnología. De forma más genérica se aplica en
los casos en que el conocimiento deja más incertidumbre que antes.
Uno de los ejemplos de Proctor hace referencia a la producción
deliberada de ignorancia promovida por la conspiración de la
industria tabacalera para arrojar dudas sobre los riesgos del tabaco.
Bajo el nombre de la ciencia, la industria produjo cantidades
ingentes de investigaciones y artículos, entre los que se
encontraban estudios sobre el cáncer
asociado a virus y la calvicie. Pero en el caso del tabaco, investigaron de todo menos los riesgos.
Algunas de las causas de la ignorancia cultural inducida son la negación/ignorancia de los medios de información, el secreto gubernamental y empresarial, la destrucción de documentos, el aprovechamiento de los sesgos cognitivos y una miríada de formas de selección sociopolítica; como la falta de atención o el ser olvidadizo.
asociado a virus y la calvicie. Pero en el caso del tabaco, investigaron de todo menos los riesgos.
Algunas de las causas de la ignorancia cultural inducida son la negación/ignorancia de los medios de información, el secreto gubernamental y empresarial, la destrucción de documentos, el aprovechamiento de los sesgos cognitivos y una miríada de formas de selección sociopolítica; como la falta de atención o el ser olvidadizo.
"La gente siempre asume que si alguien no sabe algo, es
porque no prestaron atención o no se han parado a pensarlo",
dice Proctor, "pero la ignorancia también viene de la literal
supresión de la verdad - o su ahogo en muchos casos- o el intento de
hacerla confusa de modo que la gente deja de preocuparse por lo que
es cierto y lo que no". Y es que el autor apunta a que todo
aquello que sabemos es tan fruto de nuestra selección e ingenuidad
como todo aquello que no sabemos.
Cualquiera que piense que la ignorancia no es el negocio de nadie,
aprenderá mucho de los provocativos ensayos de Proctor. Nos habla,
por ejemplo, de Edward Bernays, sobrino de Freud, el primero en
estudiar la fuerza de la opinión pública, su funcionamiento y sus
consecuencias. Bernays aplicó este conocimiento a la implantación
de estrategias para aumentar la competitividad empresarial. Ha
pasado a la historia como el padre de las relaciones públicas, la
manipulación mediática y la propaganda. En 1923 publica el primer
libro sobre la profesión, llamado Crystallizing Public Opinion,
donde habla sobre la fuerza que tiene la opinión pública, y cómo
ésta puede influir tanto en el éxito, como en el fracaso de ciertas
instituciones. A él y sus técnicas de persuasión, debemos el que
las mujeres empezaran a fumar estas “antorchas de la libertad”,
apelativo que usaba para referirse al cigarrillo en un sus exitosas y caras campañas de los años 20.
También fue el impulsor del cambio del típico desayuno americano de
cereales con leche por el de panceta con huevos. Pagado por la
industria cárnica, usó una más que dudosa encuesta supuestamente
realizada a más de 5.000 médicos que aconsejaban tal bomba de grasa
y proteína. Esta era su táctica favorita, usar la opinión de
terceros para promocionar su objetivo. En su libro Propaganda
describe lo necesario para manipular la opinión pública, algo según
él necesario para la democracia.
Decía Hipócrates: «hay, de hecho, dos cosas,
ciencia y opinión; la primera engendra conocimiento, la segunda
ignorancia». Ahora, tras 24 siglos, el
nombre de la ciencia es usado para apoyar opiniones e intereses, fomentando la ignorancia.
Traficantes de "verdad"
La línea continua equivale a transferencia económica. La línea discontinua presupone influencia mediante presión. (Fuente: http://ustednoselocree.com, link) |
Francesca Grifo de la Union of Concerned
Scientists (UCS), apuntó recientemente a que las cosas van a peor. Tras presentar el informe
sobre la participación de la multinacionales en la corrupción, sentenció que el
asunto se ve agravado por la decisión de la corte suprema de USA de invalidar
la ley que permitía al gobierno federal limitar el gasto de las corporaciones
con fines políticos. “Esto ha abierto la puerta a las corporaciones para dar
grandes cantidades de dinero a las campañas de políticos de derechas, que
atacan las instituciones gubernamentales dedicadas a la regulación ambiental,
que molestan mucho a esas compañías [...] La ciencia independiente que funda
esas regulaciones ambientales también está bajo ataque. Y ha marcado la
diferencia durante el último año, y ha llevado las cosas a un punto
crítico”.
El informe presentado por la UCS (Heads They Win,
Tails We Lose: How Corporations Corrupt Science at the Public's Expense) es una
crónica de los métodos usados por estas corporaciones para atacar sus
objetivos: molestar, amenazar o desacreditar determinados científicos, producir
artículos fantasma (del que hicimos una entrada en el blog), cuestionado la
investigación pública, inundando el mercado con excesivas cantidades de
información, e impidiendo el uso de la ciencia para determinar políticas
gubernamentales. A modo de ejemplo, actualmente casi todos los candidatos
Republicanos a la candidatura de la presidencia desprestigian la ciencia detrás
del cambio climático y apoyan el creacionismo. Más cercano ¿Os acordáis del
primo de Rajoy, o la gestión política de las nucleares? Más grave ¿El tiempo
que se tardó en regular el DDT o el amianto desde que se conocieron sus
riesgos? La presión para politizar al ciencia en favor de la industria se
vuelve evidente y descarada, y, de hecho, es presentada como la opción lógica:
canalizar la inversión en ciencia a través de las empresas.
Por poner otro ejemplo alejado del entorno
científico, el colapso financiero también fue liderado por la
ignorancia. Los
productos derivados que surgieron a raíz de las hipotecas subprime no
fueron
solamente diseñados para diluir el riesgo, sino también el conocimiento.
Nadie
las hubiera comprado si se llamaran Ninja (No Income, No Job, No
Assets), el nombre popular que obtuvieron, pero
después de combinarse y clasificarse serialmente, relucían nombres tan
pomposos
cómo fondos de inversión de rentabilidad mejorada. Y, a pesar, de que
hubo
personas que alertaron de este y otros despropósitos económicos, éstos
no fueron escuchados,
más bien ignorados si no expulsados del círculo de influencia, y es que
como
dijo Quevedo: "Donde no hay justicia es peligrosos tener razón, ya que
los
imbéciles son mayoría". Otro ejemplo serían las armas de destrucción
masiva en Iraq, nunca antes se había ejecutado una operación e inversión
de tal calibre basándose en un informador poco fiable, huelga decir que
mediaron intereses en la ocupación de Iraq, y no precisamente defender
la democracia. Diversos expertos apuntan a que la implantación de
sistemas neoliberales en las democracias occidentales no podrían haberse
llevado a cabo sin hacer un uso intensivo de la agnotología.
Con este y otros relatos Proctor rescata la ignorancia de
las tierras de nadie para enmarcarlo como un fenómeno social, del cual se saca
provecho.
En el libro Merchants of doubt, de Erik Conway y Naomi
Oreskes destapan las conexiones entre los intereses de las
corporaciones y las campañas en USA. El propósito: bloquear o
retrasar la introducción de de medidas ambientales como la
prohibición de fumar, el uso del DDT, límites y responsabilidades
en la lluvia ácida, legislación para la protección de la capa de
Ozono o las emisiones de dióxido de carbono. En todos los casos la
legislación fue retrasada durante años, a veces décadas, gracias a
las actividades de una miríada de fundaciones que están respaldadas
por compañías como Exxon, Evron, y personajes como Charles Koch (del conglomerado industrias Koch). Estas
instituciones proporcionan cobertura y datos sesgados para las
corporaciones, lo que repercute en la reputación de la ciencia entre
la población, y mina la confianza por el alud de dudas y mensajes
contradictorios.
A mí, me gusta precisar, al contextualizar una discusión o debate, que hay que distinguir entre hechos, opiniones y creencias. La creencias son respetables y están fuera de discusión. Si discutimos del significado de un hecho, una opinión, tenemos un debate. Si discutimos sobre cuales son los hechos, tenemos el Armaggedon agnotológico, donde la realidad muere gritando.
La cama de Procusto
Procusto es un personaje mitológico de la
antigua Grecia que tenía la costumbre de cortar las extremidades
salientes de
los huéspedes a los que ofrecía su pequeña cama. En ciencia se entiende
por
cama de Procusto la indeseable práctica de amoldar los datos para que
encajen
en su “contenedor” u otra estructura preconcebida. Una solución
Procustea en
estadística es aquella que en vez de buscar el modelo que se ajuste a
los datos
encontrados, selecciona sólo los datos que encajan con el modelo para
“probar”
alguna idea. Es una forma de engaño para favorecer unos intereses frente
a
otros. Los Procustos ganan y la verdad pierde. Pero no sólo la verdad
pierde, los investigadores honestos juegan en desventaja, al menos al
principio de carrera. En este caso el fin justifica, supuestamente, los
medios poco honestos. Valga decir que son numerosos los
estudios en que se introduce un sesgo en el diseño, el análisis o
presentación
de ciertos datos. En ciertos momentos, una empresa, un grupo o un
individuo pueden hallarse en situación de "distracción moral"
(normalmente debido a intereses económicos o profesionales) y verse
"impulsados" a ello. Los investigadores biomédicos se llevan la palma
(ver infografía anexa).
De estas prácticas científicas y la extensión de su uso en diferentes ámbitos, no sólo empresas, habla con detalle Ben Goldacre en su libro Bad Science (hay una infografía resumen a la izquierda de este párrafo, clic para ampliar). En el libro, revisado positivamente por el British Medical Journal, detalla las múltiples evidencias de la falta de rigor y honestidad en determinados campos. Entre ellos: la homeopatía, las dietas milagro, determinadas formas de hacer estadísticas en estudios científicos supuestamente serios, la publicidad y sesgos de diseño y publicación de la industria farmacéutica, la industria cosmética y determinados suplementos alimenticios. Me pareció especialmente interesante el capítulo Why Clever People Believe Stupid Things en donde analiza los sesgos cognitivos que explicarían porqué la gente continua confiando en cosas que se han demostrado falsas diversas veces. Algunos de los sesgos cognitivos que contribuyen a esta suerte de ignorancia supina son:
De estas prácticas científicas y la extensión de su uso en diferentes ámbitos, no sólo empresas, habla con detalle Ben Goldacre en su libro Bad Science (hay una infografía resumen a la izquierda de este párrafo, clic para ampliar). En el libro, revisado positivamente por el British Medical Journal, detalla las múltiples evidencias de la falta de rigor y honestidad en determinados campos. Entre ellos: la homeopatía, las dietas milagro, determinadas formas de hacer estadísticas en estudios científicos supuestamente serios, la publicidad y sesgos de diseño y publicación de la industria farmacéutica, la industria cosmética y determinados suplementos alimenticios. Me pareció especialmente interesante el capítulo Why Clever People Believe Stupid Things en donde analiza los sesgos cognitivos que explicarían porqué la gente continua confiando en cosas que se han demostrado falsas diversas veces. Algunos de los sesgos cognitivos que contribuyen a esta suerte de ignorancia supina son:
-El sesgo de confirmación, esto es, solemos dar más relevancia a aquello que concuerda con nuestras ideas preconcebidas.
-La disponibilidad heurística, en palabras de Plous: "
Cuando más accesible -
cuando más recuerdos se tienen, aclaro- es un suceso, parecerá más
frecuente y probable; cuanto más viva es la información, será más
convincente y fácil de recordar; y cuanto más evidente resulta algo, más
causal parecerá".
-La superioridad ilusoria, que consiste en el hecho que sobrestimamos
nuestras cualidades y subestimamos nuestros aspectos negativos.
- La ilusión de cluster (no he encontrado la traducción),causada
por la tendencia a subestimar la variabilidad probable de aparecer en
muestras aleatorias o semi-aleatorias debido a la casualidad. Que
vienen a traducirse por confundir una casualidad con un hecho
significativo.
- El sesgo de correspondencia,denominado también error de atribución, es la tendencia a hacer
excesivo énfasis en las explicaciones fundamentadas, comportamientos o
experiencias personales de otras personas.
-El sesgo de autoservicio es la tendencia a reclamar más responsabilidad para los éxitos que por
los fallos. Se manifiesta también cuando la gente tiende a interpretar como
beneficiosa para sus propósitos información ambigua.
Así pues, otro de los agentes involucrados en la ignorancia culturalmente inducida es nuestro sustrato psicológico.
Así pues, otro de los agentes involucrados en la ignorancia culturalmente inducida es nuestro sustrato psicológico.
¿Como combatir los intereses en fomentar la ignorancia?
Como hemos visto la ignorancia es algo más que la ausencia de conocimiento; es también el resultado de la presión política, cultural y/o económica, facilitada por la debilidad de nuestros sesgos cognitivos. Así pues los mecanismos destinados a combatirla deben incidir en dichos procesos.
Por un lado disminuir la efectividad de los mecanismos de manipulación, a nivel individual y colectivo. Al informarse sobre un tema creo esencial el tratar la información de forma diferencial según la fuente. Y, del mismo modo que no se puede dar el misma valor a una fuente directa que indirecta, tampoco se debería dar la misma validez a un emisor con intereses (económicos y/o profesionales), que a alguien sin ellos.
Por otro lado necesitamos generar mecanismos internos y sociales de asertividad capaces de disminuir el impacto de los sesgos cognitivos. Hay algunos mecanismos internos, en ciencia, periodismo y otras disciplinas, para evitar la agnotología derivada de los sesgos cognitivos. Pero lo cierto es que una sociedad infoxicada ( ver anterior post para más información) quien tiene la capacidad de producir más información (normalmente asociado a quien tiene más capital) tiene las de salir ganando. Recientemente, y a raíz de varios escándalos, se ha introducido la práctica de añadir en los artículos científicos un apartado de declaración de intereses. En él los investigadores deben aclarar cual es su posible conflicto de intereses con lo publicado. Algo que me parece muy adecuado pero no suficiente. El autor de Bad science propone que las publicaciones científicas den acceso a todos los datos de los estudios (para poder corroborar la veracidad de los mismos y su método de obtención), aumentar la responsabilidad periodística (a menudo la información no es contrastada) e introducir la publicación anónima (de este modo se podrían publicar hallazgos controvertidos o comportamientos deshonestos sin poner en riesgo la carrera científica). También habría que enmendar otros sesgos, como el de publicación.
A pesar de tener ciertos miedos a determinada superficialidad en la
cultura de internet, soy optimista con las herramientas que se
desarrollan. Youtube, ha servido como una excelente base de datos
para destapar las mentiras de los políticos en campaña. Facebook o
Twitter han estado en medio de diversas luchas sociales alrededor del
mundo, las primaveras árabes, los indignados y Occupy, entre otros.
Necesitamos
crear herramientas informativas que estén diseñadas para combatir
los sesgos y revelar la manipulación. Como Wikipedia, que anima a los
usuarios a construir
el conocimiento real a través del consenso; el producto de ese
consenso es mayoritariamente satisfactorio para gente que
probablemente no llegaría a entenderse hablando. Y es que, quizás, lo
más
importante en estos días puede ser simplemente saber qué
sabemos.
Este artículo es la segunda parte de Infoxicados
Tomado de: