Desde los primeros escritos sobre etología cuya autoría corresponde a Charles Darwin y Konrad Lorenz, ya se tuvo en cuenta la “atracción” que ejercen las caras de los bebés como un mecanismo de adaptación. Se supuso que la atracción que producen las caras de los bebés podría ser una manera natural de garantizar el cuidado, es decir, que una cara de bebé nos resulte “bonita” es una manera que ha fijado en nosotros la naturaleza para que les prestemos atención y así, certificar su supervivencia. Ahora, un equipo dirigido por Morten Kringelbach y Christine Parsons ha demostrado que los hombres tienen la misma atracción por las caras de los bebés que las mujeres. Kringelbach es el mismo investigador que hace unos años mostró que el observar caras de bebés, pero no el o observar caras de adultos, está asociado con un patrón específico de actividad cerebral en la corteza orbitofrontal -una especie de "respuesta neural a lo bonito".
Para este estudio 31 hombres y 37 mujeres (20 años de edad media), todos ellos con experiencia limitada con bebés, observaron fotografías de rostros de 70 niños (de 3 a 12 meses) durante cinco segundos cada una, y calificaron su atractivo. Los resultados se ajustaron según estereotipos culturales acerca de las diferencias de género, siendo las mujeres las que tienden a ver a los bebés como más atractivos que los hombres (no hay diferencia de género en el caso de clasificar caras de adultos). El deseo de ajustarse a los roles de género podría haber jugado un papel importante, sin embargo, tanto los hombres como las mujeres calificaron como más atractivos los rostros bebé que más se ajustaban al patrón de belleza ideal: una gran frente redondeada, ojos grandes, nariz corta y estrecha y un mentón pequeño.
En otra parte del experimento, realizado tanto antes como después de haber valorado el atractivo, los participantes tenían que presionar un botón varias veces para controlar la duración de cada cara de bebé en la pantalla. Esto se tomó como una medida de la motivación de los participantes para ver las caras, es decir, una medida de lo que les gustaba determinada cara. Otra vez los hombres puntuaron lo mismo que a las mujeres. Además, tanto hombres como mujeres mantuvieron más tiempo en pantalla las caras que más se ajustaba al ideal de belleza para bebés.
Los investigadores indicaron que sus hallazgos revelan que tanto hombres como mujeres valoran de manera positiva lo que coloquialmente se describe como un niño "bonito”, y además, que tienden a velar por ese bebé más tiempo que por un niño con características menos “bonitas”. Además también señalaron que sus hallazgos están en consonancia con estudios anteriores que muestran que los niños “más bonitos” son calificados como más amables, alegres y simpáticos, y se valoraron como más "adoptables".
Referencias
Parsons, C., Young, K., Kumari, N., Stein, A., and Kringelbach, M. (2011). The Motivational Salience of Infant Faces Is Similar for Men and Women. PLoS ONE, 6 (5) DOI: 10.1371/journal.pone.0020632
Tomado de:
La Bitácora del Beagle