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29 de mayo de 2011

Evolución, sexo y los cuellos de los dinosaurios

Diploducus, quizás el más famoso Sauropoda. (Imagen: Mark Hallet, PaleoArt/SLP)

Están entre las más grandes y fascinantes criaturas del planeta.

Me refiero a los saurópodos, el grupo de dinosaurios de cuatro patas que son casi instantáneamente reconocibles gracias a sus largos cuellos, que terminan en una pequeña cabeza, y sus largas colas.

Entre los saurópodos se encuentra el famoso Diplodocus y el menos conocido, pero hasta más notable, el Argentinosaurus, que ostenta dos récords, por ser tanto el animal terrestre más pesado como el más largo que ha existido jamás.

Pero, ¿qué tienen que ver estos gigantes con el sexo?

De una teoría a la otra

Pues bien: los científicos están debatiendo cuál fue exactamente la causa de que estos enormes reptiles desarrollaran tan grandes cuellos.

Una teoría reciente propone que el sexo, o más precisamente la selección sexual, fue la razón principal.

La idea es que a lo largo de las generaciones, los saurópodos machos desarrollaron cuellos cada vez más largos para dominar a los rivales y ganarse el afecto de las hembras.

Jirafas (Foto: Arup Shah / NPL)

También se ha debatido sobre por qué las jirafas tienen el cuello tan largo. (Foto: Arup Shah / NPL)

Los dinosaurios se murieron hace tiempo, lo que hace difícil que se prueben las teorías sobre por qué ciertas características evolucionaron y a qué se adaptaron. Pero hay evidencia que sigue siendo relevante para analizar las diferentes hipótesis.

Por ejemplo, durante la mayor parte del siglo XX nos imaginamos que los saurópodos eran bestias que adoraban el agua, que vivían o pasaban casi todo el tiempo en ella, usando sus largos cuellos como tubos de buceo.

En los años '70 esa idea perdió validez pues varias líneas de investigación, que fueron validadas, mostraron que los saurópodos eran más que todo terrestres.

Eso llevó a los paleontólogos a imaginar que los saurópodos usaban sus largos cuellos para alcanzar grandes cantidades de vegetación, de donde sacar la energía necesaria para mantener sus enormes cuerpos.

Un cuello largo, el razonamiento dice, le permitía a los Argentinosaurus y a sus parientes pacer desde en los pastos en el piso hasta las hojas en árboles de varios metros de alto.

Atracción

Pero luego llegó la hipótesis de la selección sexual, que apareció por primera vez en 2006.

Esta argumenta que los saurópodos que heredaron cuellos más largos, causado por una mutación casual, atraían más a las hembras.

La longitud del cuello era indicativo de su virilidad e idoneidad para engendrar.

Un cuello largo también pudo haber sido usado para combatir a la competencia, de la misma manera en la que las jirafas macho se enfrentan en justas a "cuellasos" o a "garrotazos de cabeza", en las que los machos con los cuellos más largos y las cabezas más pesadas suelen ganar.

Y es posible que las tortugas de los Galápagos también utilicen sus cuellos para dominar.

Así, los machos de cuellos más largos tenían más descendientes y pasaban sus genes a más dinosaurios, potenciando ese rasgo en la población.

Debate

De la misma manera en la que los paleontólogos discutieron en el pasado sobre si los saurópodos eran bestias terrestres o acuáticas, ahora debaten si es la selección sexual o la vegetación comestible la que explica el largo cuello del Diplodocus y otros.

Y la teoría de la selección sexual acaba de ser examinada minuciosamente... y descartada.

Pavo real (Foto: Phillipe Clement / NPL)

¿Son atractivas para las hembras de los pavos reales las colas de los machos? (Foto: Phillipe Clement / NPL)

El doctor Mike Taylor, de la Universidad de Bristol, y sus colegas, pusieron a prueba los argumentos presentados para respaldar esa idea, y los juzgaron insuficientes.

En primer lugar, dicen que no hay evidencia en los récords de fósiles de una especie de saurópodo que tenga machos con cuellos relativamente más largos que los de las hembras, o viceversa, algo que se esperaría si fuera "sexy".

Y, aunque es imposible atestiguar si los dinosaurios extintos luchaban a "cuellazos" como las jirafas, sus huesos fosilizados indican que no fue así: no se engrosaron para soportar los golpes, como es de esperarse, ni muestran ninguna señal de trauma asociado con tal comportamiento.

Además dan una larga lista de otras razones más técnicas que explican por qué el cuello largo no era un cuello sexy.

Los argumentos son bastante convincentes.

Misterios sin resolver

Este tipo de debates ocurren más de lo que uno piensa, al menos cuando se trata de características seleccionadas debido a cuestiones sexuales.

Por ejemplo, no hay un acuerdo firme sobre si a las hembras de pavos reales les parece atractivas las elaboradas colas de los machos. La longitud y el número de puntos juegan un papel pero no se sabe precisamente cuál.

También ha habido varios debates similares sobre por qué las jirafas tienen cuellos tan largos.

De hecho, la hipótesis de que las jirafas desarrollaron ese cuello tan largo como una señal sexual es la que llevó a la hipótesis de que lo mismo pasa con los saurópodos.

Pero en 2008 esa idea se desinfló, luego de que el profesor Graham Mitchell, de la Universidad de Wyoming, EE.UU., y sus colegas, la pusieran a prueba examinando a 17 jirafas macho y 21 hembras.

Si los cuellos largos eran una característica que evolucionó por razones sexuales, esperaban encontrar que:

  • La longitud fuera más exagerada en machos que en hembras
  • Deben desarrollarse para ser de un tamaño mayor que otras partes del cuerpo
  • No debe conceder ningún beneficio inmediato en términos de supervivencia, y puede costar.

Sus resultados no respaldaron estas proposiciones.

Nada por el sexo

La refutación es similar a aquella del doctor Taylor y sus colegas respecto a los saurópodos.

Y el equipo de Taylor subraya otra cosa más:

No existe ningún ejemplo, en ninguna parte, de algún tipo de animal de cuatro patas -de los cuales hay muchas especies- que haya desarrollado ningún rasgo para ser sexy.

Los cangrejos hacen alarde de sus grandes pinzas, algunas moscas desarrollaron enormes ojos en rabillos, las aves del paraíso menean sus atractivas plumas de la cola... ¿pero los dinosaurios? no parece.

Fuente:

BBC Mundo

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