Ellos son, quizás, la última oportunidad que tiene el país para evitar una catástrofe nuclear de mayores proporciones.
Con los sistemas de refrigeración inutilizados por el terremoto y el tsunami del viernes, este puñado de técnicos que permanece en la central intenta bombear agua de mar a los reactores fuera de control, al tiempo que enfrentan altos niveles de radiación, explosiones, fuego y vapor.
Trabajan cambiando turnos de forma constante para tratar de limitar lo más posible su exposición a la radiactividad. Utilizan trajes especiales que los protegen, pero los riesgos a los que están expuestos son enormes.
Dosis altas de radiación
El profesor de epidemiología de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), David Richardson, quien ha estudiado los riesgos que enfrenta la salud de los empleados de plantas nucleares en el largo plazo, afirma que los técnicos de la central de Fukushima están expuestos a radiación gamma, capaz de penetrar el cuerpo como lo hacen los rayos X.
Según el experto, las dosis de radiación recibidas en una hora podrían ser más altas que las que reciben, en general, los trabajadores estadounidenses en el curso de toda su carrera.
"En Japón están exponiéndose en pocas horas a dosis bastante altas para los estándares actuales de seguridad laboral y es probable que eso al final genere clic problemas de salud", advirtió Richardson.
"En mi opinión, después de ser expuestos a semejante nivel de radiación, no hay forma de proteger a alguien de los riesgos subsecuentes de desarrollar cáncer".
El ministro de Salud de Japón, Ritsuo Hosokawa, dijo el martes que se elevaría el límite legal de exposición a la radiación de los trabajadores de 100 a 250 milisievert, con el fin de que puedan quedarse más tiempo en la central.
Según el diario The New York Times, esa cantidad es cinco veces mayor que el máximo permitido para los empleados de las centrales nucleares estadounidenses.
Lea el artículo completo en:
BBC Ciencia
Lea también: