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4 de febrero de 2010

El comportamiento homosexual humano

Jueves, 04 de febrero de 2010

El comportamiento homosexual humano: ¿qué nos muestran los estudios con primates?

por Federico Guillén Salazar, Unidad de Etología y Bienestar Animal, Universidad Cardenal Herrera CEU.


En casi todas las sociedades humanas, algunos individuos en algún momento de sus vidas han experimentado un orgasmo viendo o recibiendo estimulación por parte de algún miembro de su propio sexo. Sin embargo, la incidencia del comportamiento homosexual varía considerablemente de unas sociedades a otras. En un informe publicado en 1952 se indicaba que la homosexualidad era común y estaba socialmente aceptada en 47 de las 76 sociedades estudiadas. En algunos casos, como en el de los melanesios de ciertas islas del Pacífico, virtualmente todos los hombres se veían envueltos a lo largo de su vida en algún tipo de relación homosexual. En las 29 sociedades restantes, entre las que se incluían la mayor parte de las sociedades industrializadas occidentales, la actividad homosexual era poco frecuente y pesaba sobre ella algún tipo de tabú social.

A pesar de su amplia difusión, el comportamiento homosexual sigue siendo una de las manifestaciones más intrigantes de la sexualidad humana. Dentro de un contexto reproductivo, es fácil explicar la atracción que la mayoría de los seres humanos sienten por los hombres y las mujeres del otro sexo. En apariencia, este sería el orden “natural” de las cosas. ¿Cómo explicar entonces la heterogeneidad presente en la orientación sexual humana? ¿Se debe a una influencia genética, a un fenómeno de aprendizaje durante el desarrollo del individuo, a una modificación fisiológica o a una acción conjunta de todo ello?

En la actualidad, seguimos sin conocer con exactitud los factores que determinan el hecho de que las personas dirijan sus comportamientos sexuales hacia los individuos del sexo opuesto (orientación heterosexual), hacia los del mismo sexo (orientación homosexual) o hacia los de ambos sexos (orientación bisexual), ya sea de forma simultánea o alternativa. Sin embargo, tenemos claros indicios de que en la orientación sexual influyen ciertos fenómenos ocurridos durante el desarrollo prenatal de los individuos, cuando el cerebro se está diferenciando sexualmente bajo la influencia de los esteroides gonadales. De igual forma, sabemos que los genes desempeñan un importante papel en la orientación sexual humana, si bien todavía nos queda por descubrir si estos genes actúan influyendo sobre el nivel de esteroides sexuales antes del nacimiento, sobre la respuesta del cerebro a dichos esteroides o por otros mecanismos. También los factores medioambientales (interacciones con padres y hermanos durante la infancia, interacciones sociales y sexuales en la adolescencia y en la vida adulta, etc.) ejercen su influencia sobre la orientación sexual del individuo.

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