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25 de noviembre de 2009

Un escarabajo de Alaska vive a -60ªC


Miércoles, 25 de noviembre de 2009


Un escarabajo de Alaska vive a -60ºC



Este bicho encierra las claves para no congelarse

¿Hasta qué temperatura puede resistir el cuerpo humano?

La temperatura corporal normal es de entre 37° C y 37,5° C. Se habla de hipotermia por debajo de 35° C, y de hipotermia severa en virtud de 32° C. A 24° C, sobreviene la muerte por paro cardíaco. Sin embargo hay casos de personas que sobrevivieron a temperaturas internas de 13,7 ° C.

Frente a condiciones climáticas extremas, el cuerpo trata de reducir al mínimo la pérdida de calor. El organismo se centrará en torno a la circulación de la sangre los órganos vitales (corazón, cerebro), y descuidar los pequeños vasos sanguíneos en las manos y los pies. Para producir calor, el cuerpo utiliza los músculos y quema glucógeno (el combustible almacenado en los músculos): el papel de los escalofríos. Sin embargo, esta reacción puede durar unas pocas horas a causa de la fatiga y el agotamiento que provoca el consumo de glocógeno.

¿Puede el ser humano aclimatarse al frío?

Sí, gracias a los mecanismos de eficiencia energética del cuerpo humano. Así pues, si el cuerpo está acostumbrado al frío, es más tolerante al frío extremo. Los atletas que participan en deportes de resistencia también son más resistentes debido a que sus músculos son más grandes y contienen más reservas de glucógeno.

La dieta desempeña un papel crucial. Una buena capa de grasa es la mejor protección en el frío. Los adipocitos (células grasas) también desempeñan el papel de “calefacción central”, que permiten al cuerpo producir calor sin aprovechar sus reservas de glucógeno. Los esquimales tienen una dieta rica en grasas, que es la base de una reserva permanente de adipocitos.


Investigadores de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos han descubierto gracias a un escarabajo de Alaska que sobrevive a menos 60 grados centígrados una gran molécula «anticongelante» que podría proteger los tejidos biológicos de la congelación a bajas temperaturas. Los resultados del estudio se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

A diferencia de los anticongelantes convencionales, que están compuestos por moléculas pequeñas y más eficaces en altas concentraciones, los anticongelantes de moléculas grandes y pesadas evitan la producción del hielo a concentraciones relativamente bajas.

Los científicos, dirigidos por Kent Walters, aislaron un anticongelante no proteínico de un escarabajo de Alaska tolerante al frío (Upis ceramboides), que puede sobrevivir a temperaturas de menos 60 grados centígrados. Hasta el momento sólo se conocían proteínas que evitaran el desarrollo del hielo. En los insectos, el anticongelante probablemente ayuda a aumentar la supervivencia a bajas temperaturas al mantener los cristales de hielo pequeños, evitando así los daños en los tejidos.
Además, las moléculas anticongelantes parecen asociadas con membranas celulares, donde podrían ayudar a evitar que el hielo fuera de las células congelara el líquido interior y evitar los daños en las membranas celulares a bajas temperaturas.

Según explican los investigadores, se han observado evidencias de grandes moléculas anticongelantes en muchas plantas, animales, bacterias y hongos, pero la mayoría de los factores responsables se desconocen. Los autores sugieren que en vez de buscar sólo proteínas, los investigadores deben ahora ampliar la búsqueda para incluir factores no proteínicos también.

Fuente:

ABC.es
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